El almirante Guillén Tato demostró a lo largo de su vida una notable capacidad de estudio, gran iniciativa, una enorme curiosidad, un alto poder de observación y un destacado nivel intelectual. Todas estas cualidades, unidas a su capacidad de visión para adelantarse a los acontecimientos y actuar consecuentemente, permiten afirmar que tenía ese sello de distinción que denominamos talento.
A través de su enorme legado de publicaciones, libros, escritos, aportaciones, documentos y actuaciones, descubrimos actividades, monumentos e insignes instituciones en los que el almirante tuvo una participación destacada, cuando no, decisiva. Artista, dibujante, constructor naval, decorador, museólogo, observador aéreo, «cartólogo» y heraldista, fue un destacado miembro de las Reales Academias de la Lengua Española —en la que ocupó el sillón «e»—, y de la de Historia —con la medalla 4—, de la que además fue nombrado secretario perpetuo.