La XI legislatura se ha caracterizado por el hecho de que no ha sido posible la formación de un nuevo gobierno y por lo tanto, el Gobierno cesante de la X legislatura ha permanecido en funciones durante todo el periodo. Esto ha condicionado la política en general y en el ámbito de Defensa en particular, abriendo paso a un periodo que se ha caracterizado por la continuidad de las políticas. De esta forma solo se han llevado a cabo actuaciones iniciadas en la legislatura anterior, y que se encontraban en el ámbito de la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno, en el sentido de limitarse a la gestión ordinaria de los asuntos estrictamente necesarios para asegurar el funcionamiento y evitar paralizar la organización, sin comprometer con ello las decisiones que debería tomar en el futuro el nuevo Gobierno.