Page 183

REVISTA ESPAÑOLA DERECHO MILITAR 97

que se aplicaría preferentemente y de manera exclusiva, no siendo punible en tal caso el incumplimiento del deber de perseguir los delitos en aplicación del privilegio de impunidad del autoencubrimiento. Aquí no se prevé una modalidad imprudente, lo que obliga a exigir que ese conocimiento sea efectivo, sin que baste que el sujeto activo pudiera haberlos conocido de haberse comportado diligentemente. Ello no supone, en mi opinión, que no se haya hecho una correcta adaptación del art. 28 del Estatuto de Roma al Derecho interno. En la letra a) de su apartado 2 se señala, en cuanto al elemento subjetivo que debe concurrir en el superior, que responderá siempre que «hubiere tenido conocimiento o deliberadamente hubiere hecho caso omiso de información que indicase claramente que los subordinados estaban cometiendo esos crímenes o se proponían cometerlos». Se trata, a mi juicio, de dolo en ambos casos, ya que es presupuesto del delito omisivo que el dolo abarque la comisión actual o futura de los delitos por parte de los subordinados. Ello es coherente con la tesis habitualmente mantenida en la doctrina internacionalista referente a que el jefe o superior militar puede ser perseguido por imprudencia («hubiere debido saber»), pero que la responsabilidad subjetiva de un superior civil debe alcanzar un nivel más elevado, siendo necesario probar que tenía conocimiento actual o de la comisión de los crímenes o dejó de lado conscientemente ese conocimiento59. En segundo lugar, se debe producir un efectivo abandono o dejación de funciones, de modo que no se lleve a cabo conducta alguna tendente a la persecución del delito. No se castiga aquí el escaso celo desplegado, ni tampoco un mero retardo, que podrán dar lugar, en su caso, a una infracción disciplinaria, sino la total omisión de medidas tendentes a esa persecución que, eso sí, puede enmascararse con la adopción de medidas ineficaces. En tercer lugar, se requiere capacidad de actuación por parte del sujeto que omite, esto es, la posibilidad material de impedir la comisión del delito o, subsidiariamente, de denunciarlo. En el aspecto subjetivo, todas las conductas del art. 615 bis CP son dolosas, y por tanto hay que entender que se exige el conocimiento de los hechos realizados o que se proponen realizar los subordinados. La única modalidad imprudente se refiere a la conducta tipificada en el apartado 1, respecto de la cual se castiga también la imprudencia grave con la pena inferior en uno o dos grados. Esta regulación permite perseguir casos de error 59  En este sentido, CID MUÑOZ, M. I., La Corte Penal Internacional. Un largo camino, Dykinson, Madrid, 2008, p. 48; SCHABAS, W. A., An Introduction, cit., p. 85. 189


REVISTA ESPAÑOLA DERECHO MILITAR 97
To see the actual publication please follow the link above