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BOLETIN INFORMACION CESEDEN 324

Boletín de Información, número 324 En los últimos tiempos este término ha servido de argumento para marcar diferencias políticas de unos países con respecto de otros, principalmen-te equiparando el término a la idea de multilateralismo en contraposición al supuesto unilateralismo que errónea o interesadamente se ha querido atribuir consecuentemente al término hard-power. A este respecto conviene señalar la definición de soft-power que hace Joseph Nye (4) según la cual el soft-power «es la abilidad para conseguir lo que quieres mediante la atracción en lugar de la coerción o los pagos». De esta definición se deduce que la coerción –el palo– en sus distintas formas, ya sea esta puramente militar o de otra índole, como por ejemplo económica, y los incentivos –la zanahoria– del tipo que sea son en reali-dad dos caras de la misma moneda: el denominado hard-power. El soft-power tendría que ver según esta definición con el atractivo que un país o una comunidad despierta por su cultura, sus ideales o su política. Este fue el principal activo de Estados Unidos durante al guerra fría, épo-ca en la que los ideales de democracia, libertad individual y prosperidad de Estados Unidos ejercían un enorme atractivo si se confrontaban con el sistema totalitario y opresivo del bloque soviético. En aquel entonces se trataba de ganar una guerra en la que existía una amenaza directa, tangible y medible contra Occidente. Aquella guerra se ganó. Sin embargo, los atentados del 11 de septiem-bre de 2001 llevaron a Estados Unidos a declarar una nueva guerra, esta vez global, contra un enemigo mucho menos definido y medible y que ya no amenazaba de forma tan directa y tangible a todo el Occidente en su conjunto: el terrorismo. Esta percepción desigual de la nueva amena-za, junto con una desconcertante actitud comprensiva en algunos casos hacia los pretextos que los terroristas esgrimían para la perpetración de sus atentados terroristas, llegaron a encontrar eco incluso en organismos tan respetables como Naciones Unidas, que llegó a argumentar que el terrorismo era la única respuesta posible del débil ante los abusos del po-deroso, y condujeron a una fractura dentro del mundo occidental que ha llevado a Europa a hacer lo posible por apartarse de la impopular política estadounidense de la última década. Ahora de lo que se trata es de ganar la Paz con mayúsculas, una paz sostenible, esa paz perpetua tan anhelada, y para ello el soft-power se ha (4) Nye, J. S. jr.: «Soft power: the means to success in world politics», PublicAffairs, 2004. —  54 —


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