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MEMORIAL ARTILLERIA JUN 2015

3 Personaje Ilustre D. CARLOS IGNACIO MARTÍNEZ DE CAMPOS Y SERRANO El teniente general don Carlos Ignacio Martínez de Campos y Serrano, duque de la Torre y con-de de Lovera, nació en Paris en 1887. Inició allí sus estudios, terminó el bachillerato en Madrid e ingresó en 1903 en la Academia de Artillería de Segovia, de la que salió con el empleo de teniente en 1908 con la promoción 195 del Arma. Al año siguiente inició su participación en las campañas de Melilla. Diplomado en Estado Mayor en 1918, fue en Japón y China agregado militar; regresó para participar en las nuevas campañas africa-nas de 1921-23, y un año después cumplió su-cesivamente en Roma, Sofía, Atenas y Ankara su misión como agregado militar. En la guerra civil fue jefe de Artillería de las Brigadas de Navarra y del Ejército Norte, e intervino en las operaciones de Teruel, Ebro y Cataluña. Ascendido a general de brigada en 1940, fue nombrado jefe del Esta-do Mayor Central y, posteriormente, profesor de estudios estratégicos de la Escuela Superior del Ejército (1942-45), gobernador militar del Campo de Gibraltar (1946-49) y capitán general de Cana-rias (1950-53). En abril de 1951, don Carlos Mar-tínez de Campos, que prosiguió sus numerosas misiones diplomáticas por todo el mundo, ascen-dió a teniente general. Pasó a la reserva por edad reglamentaria en octubre de 1957. Paralelamente a la actividad profesional del teniente general don Carlos Ignacio Martínez de Campos, es igualmente relevante su condición de historiador y escritor de temas estrechamente vin-culados a su quehacer profesional. En 1950 in-gresó en la Real Academia Española leyendo un discurso altamente simbólico: “Movilización de la palabra”. Miembro de número de la Real Academia de la Historia en diciembre de 1963, en sesión a la que asistió el entonces Príncipe Don Juan Carlos, leyó su discurso “Dificultades y evolución de la metodología bélica” al que contestó el entonces di-rector de la Corporación, don Jesús Pabón, reme-morando y ensalzando una vida que se resume en una sola palabra: servicio. Entre sus obras más destacadas, aparte de sus múltiples y constantes colaboraciones en revistas y periódicos –durante muchos años el periódico ABC se honró con la publicación de sus penetrantes artículos históri-cos- figuran “Tratado de equitación” (1912), “La artillería y la aviación” (1917), “La zona francesa de Marruecos” (1918), “Historia militar de Japón” (1922), “Arte militar aéreo” (1925), “La artillería en la batalla” (1928), “Pájaros de acero” (1930), “La campaña de Fezzan” (1935), “Los fuegos” (1935), “Arte bélico” (1936), “La cuestión de los servicios” (1936), “El empleo de la artillería” (1941), “Cues- tiones de anteguerra” (1942), “Teoría de la guerra” (1944), “Ayer” (1945), “Otra guerra” (1948), “Dile-mas” (1950), “Canarias en la brecha” (1953), “Fi-guras históricas” (1958), “Ensayos y comentarios” (1962), “Islandia, tierra de hielo y fuego” (1965), y “España bélica (siglos XVI, XVII y XVIII)” (1961). El duque de la Torre era miembro de numero-sas instituciones y organismos culturales, y pre-sidente honorario de la Real Sociedad Geográfica de España, miembro de honor de los Institutos de Estudios Canarios de La Laguna, del de Estudios Hispánicos del Puerto de la Luz (Tenerife), presi-dente de honor de la Sociedad de Bibliófilos de las Palmas, correspondiente de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, vocal del Patronato Juan de la Cierva, del Consejo Superior de Inves-tigaciones Científicas, y miembro de honor de la Academia de Doctores de Barcelona, entre otras. Estaba en posesión de la Medalla Militar y de las Grandes Cruces del Mérito Militar con distintivo blanco y de Isabel la Católica, y de la Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III. Falleció en el Hospital del Aire de Madrid, tras pasar cinco meses delicado de salud dentro de su avanzada edad –tenía ochenta y siete años–, tras agravarse un proceso de insuficiencia respirato-ria. Fue preceptor de S.M. El Rey Don Juan Carlos I cuando era Príncipe de España. Al conocer la no-ticia de su muerte, los entonces Príncipes de As-turias se personaron en el hospital, testimoniando su condolencia a los familiares y oyendo una misa de “corpore insepulto”. Fuentes: - Períodico ABC, miércoles 21 de mayo de 1975, página 8. - Efemérides artilleras. Menacho y Osset.


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