Historia 92 MEMORIAL ARTILLERíA, nº 171/1 - Junio de 2015 de perfeccionamiento progresivo de las pólvoras. LOS PRIMEROS INTEN-TOS: DE LAS CAMPAÑAS A LOS CAÑONES Con el objeto de solucionar estos problemas, se intentó emplear un metal apto para ser trabajado por métodos de fusión y moldeo, con el cual se obtuviesen grandes blo-ques compactos que no pre-sentasen líneas de fractura. Ya desde finales del siglo XIV se encargaron a maestros fundidores de campanas, ha-bituados al tratamiento de grandes masas de metales, la manufactura de algunas bocas de fuego de pequeños calibres, experimentándose diversas aleaciones de cobre y estaño. La conexión entre campa-nas y cañones mantenía una estrecha relación, puesto que las materias primas y las téc-nicas de fabricación tenían grandes similitudes y eran intercambiables. De hecho, uno de los fueros especiales de los artilleros, que subsis-tiría hasta mediados del siglo XVIII, era el denominado “De-recho de campanas”, en vir-tud del cual “…se apropiaban los artilleros las campanas y demás utensilios de metal que se encontraban en las plazas conquistadas, siempre que se hubiese empleado arti-llería en sitiarlas…”1. Las pla-zas tomadas que eran objeto de dicho tributo podían vol-ver a adquirir sus campanas pagando un rescate al Gene-ral de la Artillería, quien dis- (1) SALAS, Ramón de (1831). Memorial his-tórico de la Artillería española. Madrid, Imprenta de García, p. 208. ... la oxidación del hierro y los sucesivos disparos debilitaban la integridad de los tubos, lo que oca-sionó no pocos accidentes durante su manejo... tribuía una parte del mismo entre los artilleros que más se hubiesen distinguido, sobre lo que Salas opinaba: “…No entro en cuestión de si este derecho era o no justo, pero lo cierto es que los ar-tilleros trabajarían con más gana y apuntarían con más cuidado: y también es verdad que no es más feo el derecho de campanas que ejercían los artilleros sobre las plazas conquistadas que la parte de presa que tienen los marinos en los buques que apresan… Como quiera que sea, nunca se dejó de exigir hasta que (…) se fijaron por Reales de-cretos las gratificaciones que debían gozar los artilleros por cada pieza que pusie-sen en batería en los sitios; las cuales eran más o menos cantidad según eran mayo-res o menores el trabajo y el . peligro…”2 No obstante, estas prime-ras experiencias no dieron resultados positivos, pues las aleaciones utilizadas es-taban basadas en las em-pleadas para la construcción de campanas, sin que se tu-viese en cuenta las presiones que debía de soportar el me-tal de una pieza de artillería. Abandonada la idea durante algunos años, en las prime-ras décadas del siglo XV, tras largos ensayos, comenzaron a fabricarse tubos fundidos en una sola pieza aptos para el servicio en fuego. El metal empleado, denominado me-tal de fuslera, azofar o latón, era una aleación de cobre y estaño, antecesora de lo que posteriormente se denomi-naría bronce de cañones. La proporción del cobre de esta (2) Supra, p. 211.
MEMORIAL ARTILLERIA JUN 2015
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