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MEMORIAL ARTILLERIA JUN 2015

Historia 95 Quadernum Historiae XI ...en el plano de la se-guridad, se evitaban los accidentes por roturas de las cuerdas de sujeción, que habían provocado en ocasiones, que la recá-mara saliese despedida violentamente hacia reta-guardia, lanzando al exte-rior un chorro de fuego y causando numerosas bajas en las dotaciones de las piezas. Tanto la unión solidaria de ambas como la mayor resis-tencia mecánica del material fueron dos notables adelan-tos cuya repercusión en el combate fue inmediata. Téc-nicamente, las operaciones de carga, puntería y tiro se simplificaron, al desaparecer la penosa y lenta operación de enchufar la recámara a la caña y atar ambas al montaje, con lo que se aumentaron las cadencias de fuego. Además, el aumento de resistencia de los tubos permitía el uso de cargas de proyección más po-tentes, impulsando la elabo-ración de pólvoras mejoradas y el consiguiente incremento de los alcances con su em-pleo. Finalmente, en el plano de la seguridad, se evitaban los accidentes por roturas de las cuerdas de sujeción, que habían provocado en ocasio-nes, que la recámara saliese despedida violentamente ha-cia retaguardia, lanzando al exterior un chorro de fuego y causando numerosas bajas en las dotaciones de las pie-zas. El espesor de metales variaba a lo largo de las mismas, no siendo comple-tamente cilíndricas, sino que estaban constituidas por varios troncos de diferentes grosores, unidos por bases comunes, con el máximo espesor en la parte de la re-cámara, que adoptaban inte-riormente diferentes formas, mientras que las ánimas de las piezas recibían formas ci-líndricas o ligeramente tron-cocónicas. Esta diferencia de dimensiones hacía que la construcción del tubo fuese compleja, surgiendo mayores dificultades cuando las recá-maras eran encampanadas o de rélex. En función de ello, su trazado exterior varió con-siderablemente. Los tubos se dividieron en varios cuerpos, generalmente tres, separados unos de otros por fajas y ani-llos. En la parte trasera del primer cuerpo se encontraba la lámpara o culata, masa que obturaba la recámara y en la que se localizaba la faja alta. A esta lámpara seguía un estrechamiento, conoci-do como cuello del cascabel, tras el que se disponía un apéndice de forma esférica, el cascabel, que muchas ve-ces tomaba formas capricho-sas, como cabezas de simios, de dragones u otros animales mitológicos, de frutos, etc..., al que se ataba una maroma que hacía más sencillas las maniobras de fuerza. Próxi-mo a la lámpara se hallaba el fogón, taladrado en el es-pesor de metales en dirección perpendicular o inclinada respecto al eje del ánima, y a través del cual se daba fue-go a la pieza. Para evitar que penetrase en éste polvo o tie-rra y se obturase, se rodeaba con dos pequeños montan-tes, sobre los que apoyaba una chapa giratoria a modo de charnela, que recibía el nombre de cobijo. En el segundo cuerpo se situaban los muñones, sobre los que la pieza descansaba en su montaje y que facilita-ban considerablemente las maniobras de puntería y car-ga. En la mayoría de las pie-zas largas, el eje de muñones se situaba aproximadamente a la mitad de la longitud del tubo. Como el espesor de me-tales era mayor en la parte de la recámara, la porción del tubo desde la culata al eje de muñones tenía un peso su-


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