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REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2014

TEMAS GENERALES aliadas en todo ese tiempo superaron las 60.000, incluyendo las de no combate causadas por enfermedades —sobre todo la malaria— u otras razones y las suyas ascendieron a unas 5.000. Von Lettow-Vorbeck capituló, sin ser vencido, cuando lo hizo su patria. Por su pericia, valor y caballerosidad, se ganó la admiración y el respeto de sus adversarios. Fue ascendido a general por el káiser en el último decreto imperial firmado justo antes de su abdicación, en 1918. Le fue concedida también la medalla Pour le Mérite, la máxima condecoración alemana al valor militar. Tiempo después desfiló junto con sus oficiales y tropa europea por la avenida Unter den Linden, pasando bajo la Puerta de Brandenburgo como general victorioso e imbatido. Como anécdota final de toda esta historia, comentar que los askaris indígenas adoraban a su coronel y le fueron fieles para siempre. Se cuenta que, a principios de la década de los 60, cuando la República Federal Alemana se hizo cargo de las pensiones de estos excombatientes nativos —después de mucha insistencia por parte del anciano general (11), que nunca abandonó a sus leales soldados—, por no tener ya muchos de ellos documentos fehacientes que les acreditaran como tales, se recurrió a hacerlos formar militarmente en orden cerrado, darles una escoba como si fuera un fusil e impartir diversas órdenes de movimientos y de manejo de armas en alemán. Los viejos veteranos no las habían olvidado y las cumplimentaron sin problemas, acreditando así haber formado parte de las tropas coloniales alemanas y consiguiendo por fin percibir las para ellos sustanciosas pensiones de su antigua metrópoli. (11) El general Von Lettow murió en 1964 en Hamburgo, a la edad de 94 años, con el grado de general der Infanterie (equivalente a tres estrellas) que le concedió el III Reich tratando de atraerlo a la causa del nazismo, cosa que no consiguió, por lo que no se le concedió destino alguno en el servicio activo. Después de la guerra quedó sin pensión, siendo auxiliado económicamente por sus antiguos enemigos sudafricanos y británicos, principalmente el mariscal Jan Smuts y el general Meinhertzhagen, que pusieron de su bolsillo, pese a los años transcurridos, el necesario dinero para que pudiera sobrevivir, en un rasgo que les honra de caballerosidad y admiración por su antiguo adversario. 2014 435


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