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BOLETIN INFORMACION CESEDEN 325

Boletín de Información, número 325 dad de ambos estilos a través de la historia del ser humano no seguimos viviendo en las cavernas. Las organizaciones requieren del servicio de ambos estilos de creatividad. Por ello es tan importante y más rica, eficiente y eficaz la actividad crea-tiva en grupo, porque se dispone de los diferentes niveles de creatividad y estilos cognitivos individuales de los miembros del grupo, todos ellos con sus diferentes fortalezas y debilidades, que se pueden compensar para lograr una mejora de la situación en el marco de unos objetivos cor-porativos —  97 — comunes. Creatividad e innovación Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la «crea-tividad » es «la facultad de crear o la capacidad de creación». Una «facul-tad », es entre otras cosas, la «aptitud, potencia física o moral» o el «po-der para hacer algo». Una «capacidad» es, entre otras cosas, la «aptitud, talento, cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo». Una «aptitud» es, entre otras cosas, la «capacidad para operar compe-tentemente en una determinada actividad» o la «capacidad y disposición para el buen desempeño o ejercicio de un negocio, de una industria, de un arte». «Crear» tiene varias acepciones, entre otras: «producir algo de la nada», «establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado». Dentro de las acepciones del término «creación» encontramos la siguiente «obra de ingenio, de arte o artesanía muy laboriosa, o que revela una gran inventiva». La innovación es definida como la «acción y efecto de innovar» o la «crea-ción o modificación de un producto, y su introducción en un mercado». Innovar es «mudar o alterar algo, introduciendo novedades». La innova-ción es por tanto un término más amplio, que como la creatividad, está relacionado con la creación, pero también y sobre todo con la modifica-ción de lo establecido. Visto así, según estas definiciones formales, la mayoría de las veces sería suficiente con tener muchos empleados innovadores, dejando los creati-vos para las tareas en que haya que crear algo de la nada. Sin embargo, parece acertado decir que el lenguaje común que se utiliza habitualmente en el ámbito profesional es en ocasiones ligeramente dife-rente al del Diccionario. Según Robinson (2012), el pensamiento creativo


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