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REVISTA IEEE 2

122 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 2 / 2013 Aunque la producción de la economía de China ha crecido mucho, buena parte de los sectores tienen una productividad aún bastante baja. Por eso, se ha concentrado sobre todo en producir bienes basados en reducidos costes de producción como principal ventaja, para poder ser vendidos a precios muy baratos. En términos generales, la productividad de los trabajadores determina su salario, razón por la cual los salarios son bajos en China. Para que se incrementen, es condición necesaria que también lo haga la productividad, lo que implica incorporar mejoras en la cualificación de los trabajadores y producir bienes que compitan no sólo por precio, sino también por calidad. Si se consigue esto último, los precios de venta serán superiores, y, por tanto, también los salarios. China, hasta el presente, ha producido bienes de reducido valor añadido, cuyo precio de venta es muy bajo. El país tiene que intentar que parte de su tejido industrial se dedique a la producción de bienes de valor añadido; al menos intermedio, lo que permitiría pagar salarios en consonancia. Este cambio está ya a su alcance, como demuestra la cada vez mayor presencia de empresas que producen bienes de alto valor añadido (Lenovo o Huawei son un buen ejemplo), así como la creciente importancia que China está concediendo a la educación media y superior que mejore la capacitación de los trabajadores. En un campo que es claramente fronterizo con la industria militar, la aeroespacial, el país está demostrando una elevada capacidad para desarrollar una tecnología a gran altura, siendo su programa espacial el buque insignia, el portaaviones “Liaoning”. 4.2 Los efectos sobre las Fuerzas Armadas de China. El sector público en China juega un papel muy importante en la economía, aunque en algunas ocasiones de forma poco eficiente, por lo que tiene margen de maniobra para liderar el proceso. Puede hacerlo concentrando sus esfuerzos fundamentalmente en dos aspectos: infraestructuras y tecnología de doble uso. Las infraestructuras en China son todavía deficientes y el margen de mejora es evidente. El gasto público en este capítulo permitiría incrementar la productividad agregada de la economía y combinar empleos de salarios bajos, (no especializados), con otros de remuneración más elevada, especializados. Pero el sector más importante aquí es el segundo. Como hemos puesto de manifiesto anteriormente, el ejército chino está en conjunto poco desarrollado tecnológicamente y se basa más en el número de soldados y unidades que en su armamento y sistemas de soporte. Al mismo tiempo, las universidades de cariz tecnológico en China están creciendo, y atraen buena parte de la juventud más formada del país. Se dan por tanto las circunstancias para que el presupuesto militar chino, que ha aumentado mucho sin incrementar su peso sobre el PIB, se redirija hacia proyectos militares en las tres armas que impliquen un uso intensivo de tecnología de última generación. Desde sistemas de comunicaciones hasta armamento convencional y no convencional, desde logística y organización hasta sistemas y programas de adiestramiento. En todas estas áreas,


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