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150 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 2 / 2013 aplicación de ésta ha tomado63. B) Para Estados Unidos, el empleo de los drones contra miembros de Al Qaeda resulta justificado porque califica su lucha contra el terrorismo de conflicto armado64, con lo que mientras aquel sea compatible con los principios básicos del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos no incurrirá en ilegalidad alguna. Ahora bien, ¿es siempre así? Como ocurriera por razones similares con los robots autónomos, son los principios de discriminación (a) y proporcionalidad (b) los que pueden plantear objeciones más serias; ambos juegan en una situación de conflictos armados, a la que es aplicable el DIH. a) En cuanto al principio de discriminación, un drone puede a priori cumplir las exigencias que del mismo emanan, puesto que quien lo opera puede ver en tiempo real si hay civiles o no, hasta pocos minutos e incluso segundos antes del ataque. Naturalmente, no se trata de una seguridad al cien por cien, como hasta la saciedad demuestra la práctica de su empleo en Afganistán y en otros lugares65, pero, en conjunto, parece aceptado mayoritariamente que el drone es capaz de ajustarse (actuando con precaución y de buena fé) a las exigencias del concepto de distinción o discriminación; la “precaución” aconsejaría, por ejemplo, no atacar cuando el video permite ver a una persona ocupada en cavar un hoyo cerca de una carretera, aunque no se sepa a ciencia cierta si está o no depositando allí un artefacto explosivo improvisado66. De acuerdo con el principio que exami-namos, los drones solo podrán atacar (respetando el ius ad bellum desde luego) objetivos militares y a civiles si “participan en las hostilidades”, cumpliendo además con el principio de proporcionalidad; si no lo hacen así, su acción constituye 63  De hecho, Estados que, como Pakistán, no se opusieron hace unos años al uso de drones en su territorio, lo hacen ya plenamente, considerándolos una violación de su soberanía e integridad territorial y opinan que no son un instrumento adecuado en la lucha contra el terrorismo (véanse al respecto las Declaraciones de Ben Emmerson, Relator Especial sobre derechos humanos y terrorismo, realizadas en marzo de 2013 tras una visita a este país para recabar datos sobre el uso de drones (www. ohchr.org, en News and Events, 14 March 2013). 64  Lo aclaró su Tribunal Supremo en el conocido asunto Hamdan v. Rumsfeld (548 US 557, 2006) al declararlo expresamente. Obama insistía en la idea en su discurso de marzo de 2013 en la Universidad de Defensa Nacional (op. cit- nota 54). 65  Vid. ad ex. la práctica que cita CASEY-MASLEN , Stuart: “Pandora’s box?...” cit., p. 607. 66  Supuesto que plantean los autores que citamos a continuación para indicar que el drone no siempre será capaz de “ver” al cien por cien y por tanto de distinguir (GEISS, Robin y SIEGRIST, Michael: “¿El conflicto armado de Afganistán ha afectado a las normas relativas a la conducción de las hostilidades?”, International Review of the Red Cross, marzo 2011, núm. 881 de la versión original, pp.1-39, p. 38).


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