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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

178 VICENTE PUCHOL SANCHO horno. El general no quiso entrar en razones y se obstinó en que fuesen pre-paradas. Algunos miembros de la comisión se quejaron al comisario ponti-ficio, monseñor Berardi, pero fueron convencidos por este para permanecer en sus puestos y preparar las raciones. Esta forma de proceder de Córdova hizo que monseñor Berardi se desfogase después con el cardenal Antonelli, quejándose amargamente del comportamiento del general, acusándole de actuar más como un conquistador que como un protector, y comentándole las incomodidades y malestar que estaba provocando entre la población y los propios soldados. Antonelli le dio a leer la carta a Martínez de la Rosa, prometiéndole el embajador que intentaría persuadir al general de la impo-sibilidad e inoportunidad de algunas peticiones suyas42. Parecida situación se dio con los alojamientos de las tropas. Al llegar a Terracina las autoridades locales tenían preparados unos locales que no re-unían condiciones sanitarias. La paja, usada anteriormente por los soldados napolitanos, se encontraba enmohecida y los edificios llenos de insectos. Por lo que el general Córdova tomó la decisión de alojar a los soldados en las casas particulares y en otros edificios más apropiados que encontraron, siguiendo la costumbre española43. El comisario pontificio se quejó al cardenal prosecretario de Estado de la situación, indicándole que los soldados españoles, además de pedir techo y cama, solicitaban también aceite, vinagre, sal y leña, lo que suponía un gran sacrificio para las familias pobres que apenas podían proveerse de ellos. Por ello, le pedía que hablase con el embajador para que el general Fernández de Córdova redujese sus exigencias, en caso contrario no podría ganarse la confianza de la población para que regresase a sus hogares44. El general no aceptó de buena gana las presiones de Martínez de la Rosa ni de monseñor Berardi, pero finalmente, después de mostrar no pocas reticen-cias, la tarde del 13 los soldados abandonaron las casas particulares y fueron acomodados en los alojamientos previstos una vez acondicionados mínima-mente45. Fernández de Córdova, en una carta a su amigo el presidente del gobierno, general Narváez, le comentaba al respecto: 42  ASV, Segretaria di Stato, Corrispondenza di Gaeta e Portici (1848-50), rub 165, fas 10, ff 71-73, Piperno, 17-6-49 (n.º 39, original), Berardi a Antonelli; ff 75, Gaeta, 18- 6-49 (minuta), Antonelli a Berardi. 43  ASV, Segretaria di Stato, Corrispondenza di Gaeta e Portici (1848-50), rub 165, fas 10, ff 33-36, Terracina, 6-6-49 (original), Berardi a Antonelli. 44  ASV, Segretaria di Stato, Corrispondenza di Gaeta e Portici (1848-50), rub 165, fas 10, ff 33-36, Terracina, 6-6-49 (original), Berardi a Antonelli. 45  ASV, Segretaria di Stato, Corrispondenza di Gaeta e Portici (1848-50), rub 165, fas 10, ff 52-53, Terracina, 11-6-49 (n.º 16, original), Berardi a Antonelli; ff 54-55, Gaeta, 13-6-49 (minuta), Antonelli a Barardi; ff 61-62, Terracina, 14-6-49 (n.º 24, original), Berardi a Antonelli; ff 65, Gaeta, 15-6-49 (minuta), Antonelli a Berardi. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 163-217. ISSN: 0482-5748


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