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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

¿REACCIONARIOS O LIBERALES? ¿INDISCIPLINADOS... 201 indiferente, empezó a estrechar relaciones con la tropa, siendo generosa y atenta con los soldados. La opresión y amenazas republicanas habían im-pedido esta armonía, si bien algunas señoras habían hecho caso omiso a las amenazas e insultos que los revolucionarios les dirigían135. La mañana del 5 de agosto tuvo lugar en la catedral una misa celebra-da por el joven obispo Antonio Magrini, con asistencia de todos los párrocos y superiores de las comunidades religiosas, y posteriormente se cantó un Te Deum en acción de gracias por el restablecimiento del poder de Pío IX. La noche anterior todas las campanas de la ciudad repicaron en señal de fiesta, se iluminó la población y las bandas militares dieron conciertos. El ambien-te festivo se propagó por la ciudad que se dedicó a pasear y oír música136. El 7 de agosto, el delegado pontificio de Umbría y Sabina decretó el cese de la antigua corporación municipal y en su lugar nombró otra presidida por el marqués Cittadini. El 14 por la noche, cuando el general Córdova re-gresó de una visita a Spoleto, tuvo noticias de que la nueva corporación aún no había entrado en funciones y que hacían alarde público de desconfianza y temor por la situación que se estaba viviendo y por el imprevisible futuro. Al día siguiente, al acudir a la catedral a la solemne función religiosa en honor de la Asunción de la Virgen, vio que los bancos reservados a las autoridades municipales estaban desiertos. Esto le indignó sobremanera al pensar sobre todo que los partidarios de la república se alegrarían por el triunfo que su-ponía para sus ideas. Al terminar el acto religioso ordenó que la corporación municipal fuese desterrada de la ciudad, dándoles tan solo unas horas para abandonar Terni, y que se nombrase provisionalmente otra corporación. Esto provocó una queja de todos los miembros que debían haber formado el municipio, alegando que no habían recibido ninguna comunicación de su nombramiento. Comprobado que era cierto cuanto decían, el general mandó mientras el otro, un corneta malagueño bajito, pero recio de cuerpo, simulaba pasear inadvertidamente. Al poco tiempo, se lanzaron sobre él otros cinco paisanos armados con puñales, que habían pertenecido a las filas garibaldinas. El corneta, sin dar aviso a sus compañeros, sacó rápidamente una gran navaja que traía escondida y prote-giéndose con el gorro cuartelero en la mano izquierda para parar las puñaladas que le asestasen se abalanzó sobre sus enemigos, hiriendo gravemente a uno en el vientre, a otro lo mató de un navajazo en el corazón y a un tercero, que aún quiso hacerle frente mientras el resto huía, le dejó también herido. Los otros dos fueron detenidos por el resto de los soldados que acudieron en su ayuda el oír el jaleo (véase FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA, Fernando: op. cit., pp. 312-314. No obstante, el general afirma que los soldados españoles pertenecían al batallón Simancas, pero esta unidad no formó parte del cuerpo expedicionario). 135  El Heraldo, 22-8-1849. El Católico, 22-8-1849. 136  ADT, Fondo Vescovi, Notificazione, Palazzo Vescovile, Terni, 1-8-49. GUTIÉRREZ DE LA VEGA, José: op. cit., pp. 166-167. El Heraldo, 22-8-1849. El Católico, 22-8-1849. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 163-217. ISSN: 0482-5748


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