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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

210 VICENTE PUCHOL SANCHO moneda, refugiándose en Nápoles después de haber cometido el asesinato. El general Córdova, para luchar contra el bandolerismo y tranquilizar a las poblaciones, ordenó que el batallón de Granaderos pasase a ocupar Sezze, desplazando una compañía a Piperno, y que una columna móvil recorriese las inmediaciones160. El recibimiento y trato que la población de Norma dio a una de estas columnas, mandada por el capitán Carlos Ruiz, del Regimiento Rey n.º 1, también merece ser contada. En el parte que el capitán elevó al general Cór-dova, le comentaba que ya antes de llegar al pueblo observó que la gente buscaba ocupar cualquier altura del terreno para apreciar mejor el marchar de los soldados. Apenas llegaron a la entrada de la población salió a recibir-les la corporación municipal, mostrándole al capitán su disposición a facili-tarles cuanto precisasen. Al pedir alojamiento para los oficiales y soldados, los ediles empezaron a porfiar entre ellos para alojar en sus casas a los ofi-ciales de mayor graduación. La discusión se solventó eligiendo primero los concejales de mayor categoría o representación. Algo similar ocurrió con la tropa. Los ciudadanos se llevaron voluntariamente, y con muestras de sim-patía, cuantos soldados podían acoger en sus casas, hasta el punto de que al-gunos se llevaron 4 y 6 soldados, por los que otros vecinos no consiguieron alojar a ninguno. Molestos por ello, acudieron al capitán para pedirle que los que se habían llevado varios soldados les permitiesen alojar alguno en sus casas. Después, a la hora de la comida, todos los soldados fueron invitados y agasajados por sus patrones. Por la tarde se procedió al desarme con la colaboración de todos los ciudadanos. A continuación el Ayuntamiento ofreció una ración de vino y acto seguido el alcalde pidió al capitán ver maniobrar a los soldados, por-que querían comprobar por sí mismos los elogios y maravillas que habían oído de ellos. El capitán Ruiz accedió a la petición y las compañías hicieron varias evoluciones y movimientos de armas, quedando gratamente sorpren-didos por la exactitud y precisión de los ejercicios. Al día siguiente, a la hora de partir, toda la población acudió al punto de formación acompañando a los soldados y el Ayuntamiento llegó a ofrecer carruajes para los oficiales que fueron rechazados amablemente. Al iniciar la marcha, las muestras de entusiasmo y los aplausos de la gente se suce- 160  ASV, Segretaria di Stato, Corrispondenza di Gaeta e Portici (1848-50), rub 165, fasc 10, ff 166-168, Velletri, 25-9-49 (n.º 1411, original), Berardi a Antonelli. MAE, lega-jo 851, Velletri, 30-9-49 (original), Córdova a Martínez de la Rosa; Velletri, 11-10- 49 (original), Córdova a Martínez de la Rosa. AHN.AN, Mendigorría, caja 159/101, Nápoles, 6-10-49 (original), Martínez de la Rosa a Córdova. AGMM, caja 7210.52, Diario de operaciones de la division expedicionaria á los Estados Pontificios, días 24 y 30-9-49. Il Veterano dell’Esercito Napolitano, 5-10-1849. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 163-217. ISSN: 0482-5748


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