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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

24 PILAR BRAVO LLEDÓ Los documentos de la administración militar siguieron, desde la exis-tencia de los órganos del Estado especializados en la gestión de temas cas-trenses, el mismo camino que los documentos del resto de la administración y otros ámbitos de poder. Desde la creación del Consejo de la Guerra en el siglo XVI, la documentación militar era transferida sistemáticamente al Archivo de Simancas y, en el caso de la Secretaría de Marina, al Archivo General Central a partir de su creación, en 1858, sito en el Palacio Arzobis-pal de Alcalá de Henares. Un hecho fundamental fue la creación del Archivo General Militar, en 1898, y la promulgación del Reglamento Provisional para el Régimen y Servicio de los Archivos Militares, según Real Orden de 1 de septiembre de 1898, por la que se establecieron una serie de criterios de organización. Esta nueva reglamentación trató de erradicar prácticas obsoletas. Así, el único criterio de clasificación documental debía ser el respeto a la procedencia de los fondos, evitando el coleccionismo, «uno de los grandes males de los archivos militares aunque, más ligado a las instituciones dedicadas a la historia militar que a los archivos en sentido estricto»41. Pero el Depósito siguió al margen del sistema de archivos, en la línea historicista del momen-to, en el culto al documento como fuente para investigación histórica y que era coleccionado para tal fin. De hecho, en este reglamento no se planteó una remisión de documentos del Archivo General Militar al Depósito de la Guerra de forma regular y vinculada a la edad del documento, al contrario, en él quedó reforzada la idea de colección de documentos históricos ya que se recogían los documentos considerados de interés para la historia42. Durante el siglo XIX se crearon secciones de archivo en las Capitanías (1844), en las direcciones de las Armas, en las comandancias generales, go-biernos militares y el Ministerio de la Guerra. Pasados 20 años debían enviar la documentación tramitada al Archivo General Militar de Segovia, creado en 1898, y según se dispone en dicho reglamento provisional, cortando de-finitivamente con la tradición de enviarla a Simancas. De la misma fecha es la creación del Archivo General de Guadalajara, el General Militar de Ávila y el Centro Geográfico Militar. De esta manera, el ejército fue pionero mon-tando un subsistema de archivos y adelantándose a la administración civil. Queda un punto importante, la definición de la edad en los documen-tos para que puedan ser objeto de investigación y por tanto de consulta pú-blica. Los archivos militares, como manifiesta toda su reglamentación hasta fechas muy recientes, se entendían como instituciones al servicio exclusi- 41  Ibídem, p. 31 42  Ibídem, pp. 21-38. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 11-53. ISSN: 0482-5748


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