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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

172 FERNANDO CALVO GONZÁLEZ-REGUERAL despacho constantemente escritos sobre instrucción, planes de campaña, organización, directivas para el uso de los tanques, etc. Nunca será probablemente un buen comandante jefe, pero es precisamente lo que un oficial de Estado Mayor ha de ser, desarrollando las ideas del mando de forma profunda y meticulosa en forma de planes, dejando a su vez la ejecución de estos para otros oficiales14. Giffard LeQuesne Martel, otro teórico fundamental en estos inicios de los carros, confesó en la posguerra la importancia decisiva para el impulso de la nueva arma que tuvo la incorporación de Fuller al naciente cuerpo. Es cierto que nuestro autor no fue quien concibió la idea del carro de combate15 —mérito que se suele atribuir a sir Ernest Swinton, a la sazón un oficial de zapadores obsesionado con encontrar un antídoto contra las ametralladoras, a ser posible «motorizado, todo terreno, a prueba de balas y armado »—; ni siquiera fue el primero en teorizar sobre la nueva arma —honor que le correspondería al mentado capitán Martel, quien ya había escrito A Tank Army, un documento que abogaba por el empleo masivo de los carros de combate—; pero lo que sí es cierto es que el comandante Fuller fue el primero en percatarse de que esos monstruos antediluvianos que empezaban a hollar los campos de Flandes eran más que una mera herramienta para desatascar la lucha de posiciones: se trataba de un arma que iba a cambiar la faz de la guerra definitivamente, mecanizando los ejércitos para siempre. Donde otros veían un tractor con armas —el «tanque»—, él vio desde el principio en el invento la llave para volver a la maniobra —el carro de combate—. Stephen Foot, el otrora famoso escritor militar, en su obra Three lives (Heinemann, Londres, 1934), lo dejó bien claro: El Tank Corps era una espléndida fuerza de combate, pero el cerebro detrás de todo ello era el de Fuller …. Para su éxito, los tanques necesitan tácticas tanto como la gasolina: Fuller las ideó. Antes de que 14  HQ Tanks 1917-18, diario privado del capitán Evan Charteris recogido en parte por Liddell Hart para su The Tanks: The History of the Royal Tank Regiment. Cassell, Londres, 1959. 15  La primera visión que tuvo de un carro de combate J. F. C. Fuller fue el 20 de agosto de 1916, cuando se organizó a retaguardia del Ejército inglés desplegado en Francia una especie de picnic para presentar el invento a una porción de jefes y oficiales. Él mismo lo recuerda en sus memorias: «Todo el mundo estaba hablando y poco atento cuando de pronto apareció a la vista el primer carro que vi jamás …. No, no era un monstruo, sino una bella máquina de forma romboidal y líneas esbeltas. Nunca lo olvidaré». Para él, y en esto no cabe duda de que sí fue el primero en percatarse de ello, el tanque era una entidad abstracta, cuyos atributos esenciales trascendían las precarias características técnicas de sus orígenes. Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 157-236. ISSN: 0482-5748


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