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236 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 0 / 2012 National United Front of Democracy Against Dictatorship (UDD) Surgidos en �2006, los ‘camisas rojas’ son el segundo movimiento social en impor-tancia, y también el segundo actor principal, junto al gobierno tailandés, en la crisis de 2010. Este movimiento encuentra su pilar político en el partido Pheu Thai Party, que aglutina en sus filas a los leales a Thaksin Shinawatra, herederos de los disueltos TRT y PPP, y que actualmente es la fuerza en el gobierno. Sus bases están constituidas, fun-damentalmente, por la población rural del norte y por la clase trabajadora de la capital y provincias. Sobre todo en 2010, académicos, intelectuales y empresarios tailandeses se enfundaron también la camisa roja. Sus principales reivindicaciones eran: disolución inmediata del Parlamento y con-vocatoria anticipada de elecciones generales,; reforma de la monarquía constitucional; derogar la Constitución de 2007 y restaurar la aprobada en 1997; y debilitar a la élite tradicional (los ammart) mediante la eliminación de los dobles estándares. Por otra parte, en lo concerniente a las influencias exteriores, hubo varios intentos de internacionalizar el conflicto. En este sentido, apelaron a la intervención tanto de Naciones Unidas como de la Unión Europea y de Estados Unidos, con desiguales resultados. Mientras Naciones Unidas reiteró la necesidad de ajustarse al principio de proporcionalidad y a los estándares internacionales que rigen la resolución de conflic-tos -en el empleo de armas por parte de oficiales gubernamentales-, el Parlamento de la UE calificó los enfrentamientos de “amenaza para la democracia”. Los actores violentos (Black Shirts) El hecho esencial que diferencia el moderno conflicto tailandés, convirtiéndolo en el más intenso en la historia contemporánea del país, es la convergencia con el movi-miento Red Shirts de actores violentos, los Black Shirts o ‘camisas negras’, quienes en 2010 protagonizaron la confrontación armada y la violencia política. Si bien no todo el movimiento Red Shirts es violento, ni está integrado en su tota-lidad por terroristas, no cabe duda de que la violencia política adquirió en la crisis de 2010 un papel protagonista, con una mezcla de retórica y tensión algo peligrosa para el sustento de valores democráticos. Con la facción violenta de los Black Shirts invo-lucrada en las protestas, a los manifestantes pacíficos de camisa roja les resultó difícil desmarcarse de la violencia. De hecho, la mayoría de los líderes del movimiento rojo hasta el momento no han denunciado ninguno de los 360 actos violentos y sabotajes. LA INSURGENCIA MALAYO-MUSULMANA DEL SUR Y EL TERRORISMO En la mayoría de las aproximaciones que se realizan actualmente a los conflictos terroristas del sudeste asiático, relacionados con las sociedades musulmanas, resulta


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