La Hacienda Militar de la Artillería: El Cuerpo de Cuenta y Razón. La situación a la que ha llegado el Ministerio de Cuenta y Razón a principios del siglo XIX, no es sino un reflejo de un mal, mucho más generalizado, que afecta a toda la organización de la Hacienda Militar de la época, como se ha señalado anteriormente. En este contexto surge la figura de Godoy, que quizás sea el político español que más títulos y honores acumuló a lo largo de su carrera. Odiado y denostado en su época, la historiografía moderna ha reivindicado su figura, en particular, su lealtad a la Corona. El Generalísimo Godoy fue un ilustrado que impulsó políticas reformistas y, entre otras, la creación de escuelas técnicas, academias y observatorios en los ámbitos de la ingeniería, cosmografía, etc. A este interés por lo científico no fue ajeno el ámbito militar y, de hecho, Godoy impulsó y favoreció a los Cuerpos más técnicos: La Artillería y los Ingenieros. Botón de muestra son sus Ordenanzas de 1802 y 1803 respectivamente. Por lo que se refiere a la Artillería, en la Ordenanza de 22 de julio de 180215 el Ministerio, ahora convertido en Cuerpo de Cuenta y Razón de Artillería, se reorganiza dependiente orgánicamente del Director General de la Artillería, es decir, de la Secretaría del Despacho de Guerra y, en consecuencia, independiente de las Intendencias y, por ello, de la Hacienda Militar. Sin embargo estos empleados del Cuerpo de Cuenta y Razón mantienen su condición de civiles en el seno del Ejército. Esta Ordenanza se divide en catorce reglamentos dedicados a la organización de la Artillería, obligaciones de sus mandos, tropas, instrucción y táctica, servicios, fábricas de armamento, municiones, pólvora, piedras de chispa y armas blancas, así como al funcionamiento económico de todos estos aspectos militares y a los individuos a cargo del mismo, el Cuerpo de Cuenta y Razón de Artillería al que dedica un reglamento completo, más numerosos artículos en detalle, en especial, en los reglamentos de fábricas, maestranzas, almacenes, etc. La razones que impulsan su publicación son de dos tipos, una genérica derivada de la reorganización general del Ejército que arranca del Real Decreto de 6 de agosto de 1801 y, otra, específica de la Artillería Real para aumentar la plantilla, escasa con respecto a las necesidades, en especial en campaña, e incrementar el grado de instrucción y formación de los oficiales, en particular en sus aspectos técnicos para atender las fábricas de armas y de municiones. En ambas subyace el factor económico que, en un marco más amplio, viene definido por una Hacienda Real empobrecida tras la Guerra contra la Convención (1793-1795), que deja fuertes críticas contra el Ejército, y con la flota deshecha, en parte, en el cabo de San Vicente (1797); en efecto, en el decreto de 1801 se cita la necesidad de llevar a cabo “la debida economía en los considerables gastos de este importantísimo ramo del Estado (se refiere al Ejército), sus métodos de cuenta y razón, …”16. Por su parte en lo que se refiere a la Artillería cita que “por la absoluta independencia que tienen entre si sus maestranzas, fundiciones y fábricas, es imposible ahora apreciar debidamente sus cuentas ni reglar los gastos de ellas; de que las diferentes jurisdicciones (Hacienda y Guerra) a que pertenecen los Cuerpos militar y de cuenta y razón ocasionan dilaciones a mi Real servicio, con otros vicios que reinan en su administración económica, …”17. Más concretamente, en lo que se refiere al Cuerpo de Cuenta y Razón, al que la Ordenanza dedica su Reglamento 2º con 125 artículos, las razones de su reorganización se explican en los artículos 1º y 2º. En cuanto al artículo 1º: “Considerando que los individuos de cuenta y razón de artillería se han multiplicado extremamente con gravamen de Mi Real Erario, y sin la
MEMORIAL INTENDENCIA 2009
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