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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2014

EL EJÉRCITO DE LOS AUSTRIAS Y LA CRISIS SUCESORIA DE LA... 43 ahora a Luis XIV nos cuenta ya como aliados; incluso Inglaterra y Holanda –los que empezaron a socavar los cimientos de la preponderancia española desde la segunda mitad del siglo XVI– son entonces nuestros camaradas. Y esta nueva ecuación diplomática explica, paradójicamente, el inicio de la recuperación económica y demográfica que arriba citábamos. Porque la debilitada Monarquía de Carlos II ya no necesita mantener una política militar, de prestigio, costosísima. Bastante hace con soportar como puede el embate francés. Los soldados de la Monarquía Católica luchan a la defensi-va dentro de las fronteras «hispánicas». Estudios actuales tratan de explicar ese evidente cambio de coyuntura económica de finales del XVII apelando a las cifras recientemente cono-cidas de remesas de metales indianos llegados a la península de nuevo en gran cantidad en los últimos quinquenios del siglo. Aunque la impericia de la Administración no los registrase oportunamente en los libros oficiales –lo que ha hecho que permanezcan ignorados por los historiadores– y frente a lo que se venía sosteniendo tradicionalmente, «las mayores remesas de metales americanos llegados en toda la Edad Moderna fueron las de los cuatro últimos lustros de ese siglo XVII». No eran contabilizadas por los funcionarios reales de Sevilla o Cádiz, pero llegaban y, al modo de lo que hoy llamamos economía sumergida, engrasaban los sectores productivos es-pañoles despertándoles del letargo. Por eso fueron eficaces esas medidas tan drásticas de política económica de los años ochenta y surtieron efecto a me-dio plazo. Y se podían pagar soldadas. En suma, se anunciaba un cambio de coyuntura no general en toda la Monarquía pero si perceptible con claridad en algunas zonas. Conviene advertir que este diferente «amanecer» de la recuperación tuvo su incidencia en la toma de posturas ante el conflicto sucesorio de 1700 entre Austrias y Borbones. Para los catalanes, en cuyas tierras y ciudades se adelantó la recuperación, la manifiesta sensación de que las cosas iban mejorando pesó mucho a la hora de seguir la fidelidad a lo conocido –el austracismo– mientras que para la mayoría de los castellanos, que aún no perciben la mejoría, el adiós a la Casa de Austria supondría un alivio por-que cualquiera que viniese lo haría mejor. Por otro lado, tras la victoria de Felipe IV sobre los catalanes en 1652, Madrid siguió una impoluta política de respeto a los fueros, pactos y tradiciones del Principado –según unos por-que no tenía fuerza para imponer una política más uniformizadora y según otros porque la fractura de la Monarquía Hispánica de Reinos en 1640 había hecho reflexionar en la Corte– dando lugar al llamado neoforalismo de la segunda mitad del siglo XVII. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 39-54. ISSN: 0482-5748


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