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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2014

MIGUEL PONS DE MENDOZA «EL RESUCITADO». UN JOVEN... 93 romana declaró nulo el nombramiento, tras dos años de discurrir el subter-fugio que lo posibilitara. Se dice que D. Francisco murió del disgusto, pero tal especie no se propagó en la Gaceta de Madrid, que silenció su muerte –como haría también con la de Pons–, sino por el primero del que tengo noticia que escribió sobre dicha bailía.7 Nuestro don Miguel era también caballero de justicia de la venerada Orden, en la lengua de Aragón, que reunía tres prioratos: el de Cataluña, el de Navarra y la Castellanía de Amposta. El que fuera preso de su rey tantas veces como de sus enemigos prueba que su arrojo con la espada se igualaba a la destemplanza de su carácter y subido punto de honor. La primera vez que Felipe V ordenó su prisión era todavía coronel de dragones y hubo de hacerlo ante su negativa a obedecer a oficiales de caballería de la misma graduación, aunque de menor antigüedad que la suya, porque una ordenanza real determinaba esa subordinación jerárquica entre ambos cuerpos monta-dos. Pese a la gravedad del asunto, Felipe V le perdonó pronto. Más tardó en hacerlo la segunda, cuando el cargo no era tan grave, pues se reducía a tomarse la libertad de expresar su opinión, verbalmente y en privado, sobre cómo habría de someterse a Cataluña –que, siendo su tierra natal, tanto le importaba– ante unos consejeros de Estado que probablemente se la inqui-rieran. A este punto redujeron la situación Francisco Castellví8 y Salvador Sanpere, uno para intentar llevarla al dominio de la injusticia; el otro, para reprocharle su falta de resolución –es decir, que no hubiera ido más lejos– en defensa de «las leyes y privilegios de la nación catalana».9 Pero el primero pasa de puntillas sobre un detalle importante, que el segundo ignora: que Pons se había negado a servir en aquella campaña, desentendiéndose de su deber militar sin haber renunciado a su condición de tal, ni dimitido de su alto empleo. A pesar de todo, una vez terminada la guerra, Felipe V le empleó en puesto acorde a su graduación en la Capitanía General de Extremadura, aunque se resistió a volverle a confiar ningún empleo operativo, pese a los deseos del interesado, su juventud y los empeños de la monarquía entre 1718 y 1720, con España invadida militarmente por la misma Francia y el mismo duque de Berwick, que tanto habían hecho en el pasado en beneficio de las lises de la corona. Pons falleció en Madrid, a finales de noviembre de 7  GUSEME, Tomás Andrés de: «Noticias pertenecientes a la Historia antigua y moderna de la villa de Lora del Río, en Andalucía», en Memorias literarias de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, vol. I, Sevilla 1758, pág. 257. 8  CASTELLVÍ Y OBANDO, Francisco de: Narraciones históricas. Madrid, Fundación Elías de Tejada, 4 vols., 1996-2002, III, 1999, pág. 620. El autor (Montblanc, 1682-Viena, 1757), escribió su obra en Viena (1733-1750), donde estaba exiliado. 9  SANPERE Y MIQUEL, Salvador: Fin de la nación catalana. Barcelona, 1905, pág. 71. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 87-148. ISSN: 0482-5748


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