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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 129

BáRBARA PALOMARES SáNCHEz sión desde el barco hasta la Iglesia y a cantarle su Misa Solemne con sermón, si nos llevaba con felicidad al Puerto de San Blas y nos sacaba del peligro del que nos hallábamos. A las 11 cesó la lluvia y aclaró todo el cielo, pero el viento seguía en los mismos términos» (26 de octubre). Este temporal, y la sospecha de que el tiempo, lejos de mejorar, iría empeorando conforme pasaran los días, decidieron al capitán del paquebote a cambiar la derrota y continuar rumbo a San Blas ya que, de proseguir hacia Nootka, el riesgo de naufragar resultaba patente, y era ocioso asumirlo sabiendo que la fragata Princesa, mandada por el capitán Esteban josé Martínez, ya había abandonado el puerto, con toda la expedición, rumbo a San Blas, tal como le había ordenado el virrey Flores: «En este día no hubo más novedad que la de haber tenido el viento en calma, la mar muy gruesa por el sur, y haber visto muchas bandas de pájaros y su vista y algunas por más señales todas de estar cerca de la costa. Pero no podíamos ir en vuelta del Puerto de Nutkca porque el viento no lo permitía, y estar a pique de perecer por ser mucha la neblina (…) en los tiempos en que no se podían encender los fogones pues en los días anteriores no comieron los infelices más que un poco de pan podrido y un trago de vino que sin más alimento que este habían pasado todos los temporales de los días antecedentes. A cuyas razones, constándole al Sr. Capitán ser cierto todo lo referido en esta junta y dándole bastante crédito a los Oficiales de mar arriba, dichos prácticos en estas costas y no ser de mucha urgencia el ir al Puerto de Nootka, tuvo a bien para mejor servicio de S.M.C. el hacer derrota para San Blas y no exponer a perecer en una costa bravía y llena de indios furiosos sin mayor necesidad e ir expuestos a no encontrar al Comandante en Nutkca, pues en una carta que le escribió dicho Comandante al Capitán de este Buque le decía hiciera todo lo posible para reunirse con él, pues debíamos estar a fin de año en San Blas, y este tal vez viendo que ya se tardaba el paquebot se hacía a la vela, por cuyos motivos tan poderosos, y por los cargos tan grandes que le podía hacer al Capitán de este buque por exponerse a perecer sin necesidad siguió haciendo derrota hacia San Blas» (28 de octubre). Tras una difícil travesía, arribaban a San Blas el miércoles 2 de diciembre de 1879, adelantándose así a la fragata Princesa, al mando del capitán de la expedición, Esteban josé Martínez: «Toda la tarde seguimos con la brisa floja en demanda del Puerto de San Blas a distancia de milla y media de la tierra. A las 6 de la tarde dimos fondo en este Puerto de San Blas. El Día 7 dio fondo en este Puerto la fragata Princesa, y la goleta St.ª Gertrudis, en la fragata vinieron mis compañeros». Una vez reunidos todos en el puerto de San Blas, no podían obviar la promesa dada cuando estuvieron a punto de perecer en las gélidas aguas del Pacífico y, cumpliendo los votos hechos, se celebró una misa solemne y una 30 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 129


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