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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 129

FRANCISCO FONT BETANzOS se colocó la primera piedra del coronamiento de la grada de construcción. La fábrica del crucero Emperador Carlos V —abreviado, incluso oficialmente, a Carlos V— se financió con los fondos destinados a la adquisición de torpederos. El 30 de abril de 1891 se había firmado la preceptiva escritura contractual, en presencia de joaquín Aranda, representando al Estado, y del abogado Agustín Moyano y juan Vea-Murguía, en representación de los astilleros. Esta unidad ampliaba el proyecto de crucero de 7.000 toneladas adjudicado al astillero gaditano, A tal fin fueron modificadas las características técnicas esenciales, como desplazamiento, velocidad, autonomía, armamento… Se eligió el tipo de la Marina inglesa «Blake», resultando un buque de 123,36 m de eslora máxima y de 115,82 m entre perpendiculares; manga, 20,42 m; puntal en la maestra, 12,12 m; calado máximo, 7,78 m y desplazamiento a plena carga era de 9.235 t. Su potencia de máquinas a tiro natural era de 15.000 caballos, con una velocidad de 19 nudos y una potencia a tiro forzado de 18.500 caballos, desarrollando una velocidad de 20 nudos. El armamento del que iría dotado, exiguo en relación con el tamaño de la unidad a juicio de los especialistas, constaría de dos cañones de 280 mm González Hontoria, instalados a proa y a popa; ocho del mismo sistema de 140 mm, emplazados en las bandas; cuatro de 100 mm modelo García Lomas; dos de 70 mm; cuatro tipo Nordenfelt de 57 mm, instalados en las cofas; cuatro ametralladoras Maxim de 37 mm, situadas en las cofas militares; dos ametralladoras calibre de fusil y seis tubos lanzatorpedos, dos a proa, dos a popa y dos en el centro, para lanzar torpedos de flanco. En la cubierta de batería se situarían 50 camarotes para jefes, oficiales y clases subalternas, con los correspondientes comedores, baños, enfermería, ranchos de marinería, etc. El coste de contrato fue de 18.350.000 pesetas, 14.980.000 correspondientes al precio fijado para el crucero inicial de 7.000 t, y 3.370.000 relativas al incremento de desplazamiento, el aumento de la fuerza de las máquinas, la adición de las torres y barbetas blindadas y el blindaje vertical —no obstante, su precio efectivo se aproximó a los 20 millones—. El plazo de construcción se fijó en cuarenta meses. Cánovas del Castillo llegó a decir en el Congreso de los Diputados que el precio del crucero Emperador Carlos V incluía el de la construcción del astillero. El abono se realizaría en veintitrés plazos distintos, de los cuales los correspondientes a las máquinas, artillería y torpedos serían los últimos a satisfacer. Desde el inicio de las obras surgieron innumerables contratiempos de orden económico a causa de la inflexibilidad con que el Ministerio de Marina aplicaba las condiciones contractuales, que supeditaban el abono de los distintos plazos a que el constructor cumpliese escrupulosamente tanto con el calendario de obras como con el acopio de los materiales. El 14 de septiembre de 1893 Vea-Murguía Hermanos dirigió al ministro un escrito en el que solicitaba la remoción de algunas de tales condiciones. Transcribimos un párrafo de la petición, en el que se observa la angustiosa situación que atravesaba el astillero gaditano: «La construcción del buque de combate Emperador Carlos V, con arreglo a las bases y condiciones establecidas por nuestro contrato, se está llevando adelante con tan continuadas dificultades, que nos vemos en el caso de acudir a 38 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 129


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