Page 77

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 129

yAGO ABILLEIRA CRESPO apurado punto, Velasco y Château-Renauld, de común acuerdo, deciden incendiar los buques para evitar su captura. Es fácil imaginar el pandemónium de fuego y humo que ello desata: poco espacio para navegar, españoles y franceses abandonando las naves a matacaballo, ingleses y holandeses que las abordan tumultuariamente intentando sofocar los incendios... Todo ello mientras la infantería atacante empieza a tomar la costa y la gente huye en tropel y a ciegas. Al caer la noche, los testigos dicen que el fulgor que despedían las llamas era tal que se podía ver con igual nitidez que a plena luz del día. Tras el combate Durante los días siguientes, ingleses y holandeses se dedicaron a saquear las poblaciones cercanas, conseguir algunos víveres, reparar sus barcos y acondicionar todas las embarcaciones apresadas que estaban en disposición de navegar. Inglaterra ha capturado cinco navíos franceses y seis buques españoles. Entre estos últimos se encuentra, con serios daños, la capitana de Azogues, la San Juan Bautista, que en realidad, como los ingleses advertirán, es el antiguo navío de Su Majestad Británica Dartmouth, capturado por Francia y luego vendido a España. Reintegrado al servicio de la Royal Navy como HMS Vigo, se hundió al año siguiente, sin que el percance se cobrará demasiadas víctimas. Holanda apresó cinco españoles (de los que solo dos pudieron navegar) y uno francés. En el fondo del mar reposan 20 barcos franceses y once españoles. Poco después llegó la escuadra de Shovell, por lo que Rooke se marcha y le ordena terminar las reparaciones, recuperar lo que pueda de los naufragios y destruir los fuertes antes de partir. Finalmente, el 6 de noviembre, las últimas unidades levantan el ancla y vuelven a casa. Sin embargo, el destino les jugó una mala pasada. El HMS Montmouth había capturado intacto al mayor de los galeones. Lo llevaba a remolque con una dotación de presa cuando, a la altura de las islas Cíes, su trofeo tocó en un bajo y se hundió poco después. Siempre se ha dicho, con poco fundamento, que se trataba del Santo Cristo de Maracaibo, pero hoy día sabemos que este se hundió en Rande. El que naufragó en las Cíes fue el Nuestra Señora de los Remedios. ¿Se pudo hacer algo más? Algunos historiadores han criticado la actuación de Château-Renauld y Velasco, especialmente teniendo en cuenta que los enemigos no perdieron ninguna embarcación y que sus bajas no llegaron a doscientas. La verdad es que los defensores no lo tenían nada fácil. Únicamente disponían de 55 barcos y unos 1.500 cañones, frente a las aproximadamente 190 76 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 129


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 129
To see the actual publication please follow the link above