Page 71

REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015

JMª. Alonso de Vega Tuvo fama de orador vehemente, en contraste con su frialdad en el campo de batalla. También empleó su tiempo en Madrid para dedicarse a la literatura9. Pero Ros de Olano no se apartó, a pe-sar de todo, de su trayectoria militar. En 1843, bajo el reinado de Isabel II, fue ascendido a general de Infantería y en 1844 obtuvo las insignias de general de división10. De nuevo en el escenario político, en 1847 pasó a ser ministro de la Corona ocupando la cartera de Instrucción y Obras Públi-cas11. Solo permanecería unos meses en ese cargo, ya que por los vaivenes de la política cesó como ministro12, y fue promovido a teniente general13. Ya ascendido, se le da la opción de ser nombrado embaja-dor del Reino de España en Portugal o pasar destinado a Ceuta como Capitán General de la recién instituida Capitanía General de África14. La vertiente militar prevaleció sobre la política y Ros de Olano se instaló en Ceuta. Desde esa ciudad, recorrió todas las posiciones españolas en África, preocupándose en particular de la creación de lo que hoy llamaríamos una eficaz inteligencia militar y de organizar la infraestructura de una auténtica Sanidad Militar. En Ceuta, descubrió una conspiración para sublevar la ciudad y entregarla a los ingleses15. Tras sofocar la rebelión, permaneció poco tiempo más en aquella ciudad, ya que renunció porque su sa-lud se resentía con el clima. En el momento de partir de África, Ros de Olano no sospechaba que volvería once años más tarde, cuando las circunstancias se deterioraran hasta el punto de que España terminase por declarar la guerra al Sultanato de Marruecos16,17. En octubre de 1848, Isabel II nombró a Ros de Olano Capi-tán General de Burgos, destino que también tuvo que abandonar prematuramente por una enfermedad «que le ataca al pecho» y se le concedió permiso de dos meses para recuperarse en los baños de La Isabela, en la provincia de Guadalajara18. De vuelta a Madrid, transcurrieron unos años dedicándose a escribir y a emprender una nueva trayectoria como hombre de ne-gocios. En Balsicas, cerca de Cartagena, donde poseía las propie-dades adquiridas unos años antes, pasó temporadas descansando y practicando la caza. Aprovechó también las estancias en esas tierras murcianas para vigilar sus inversiones en las minas de pla-ta y plomo de la Unión. Por otra parte, se asoció con José de Sala-manca para descubrir en las redes de ferrocarriles, que se estaban construyendo entonces, otra fuente de intereses y negocios19. El 24 de septiembre de 1853, fue nombrado Director General de Sanidad Militar20. El reglamento en ese año contemplaba una organización del Cuerpo Militar de Sanidad que, bajo la autori-dad del Director General de Sanidad, estaba constituida por una Plana Menor o Brigada de Sanidad y una Plana Mayor. Esta últi-ma, se componía de médicos y farmacéuticos. Por desgracia, esta ordenación no llegó a consolidarse. Sin embargo, la experiencia de Ros de Olano como Capitán General de África y su preocupa-ción por el estado en que allí se encontraba la Sanidad Militar, le resultó de gran utilidad para mejorar la utilización de los recur-sos sanitarios durante la guerra de África de 1859 y 1860. A finales de 1853, el entonces Presidente Sartorius decidió sus-pender las Cortes indefinidamente y cesar en sus cargos a un buen número de senadores y generales21, entre ellos, Ros de Olano, que abandonó la Dirección General de Sanidad Militar, cargo para el que el Presidente Sartorius nombró al Mariscal de Campo D. Ra-món Boiguez22. Poco más tarde, se produjo un pronunciamiento en la localidad de Vicálvaro realizado por un grupo de militares 206  Sanid. mil. 2015; 71 (3) Figura1. El general Ros de Olano, marqués de Guad-el-Jelú. (Ima-gen tomada de Geneall, http://geneall.net/es/name/602399/anto-nio- ros-de-olano-1-marques-de-guad-el-jelu)/ entre los que sobresalieron O’Donell, Dulce y Ros de Olano. La revolución triunfó en todo el país y, con Espartero como nuevo Presidente, acabó el gobierno moderado23. Ros de Olano no vol-vió a su anterior puesto de Director General de Sanidad Militar ya que la Reina Isabel II publicó un Real Decreto en el que consi-deraba que dicho cargo fuera ocupado «por persona que se halle dotada de los conocimientos facultativos, práctica y demás cir-cunstancias necesarias para el mejor acierto en el servicio sanita-rio del Ejército»; para lo que vino a decretar que el Inspector del Cuerpo de Sanidad Militar, doctor D. Manuel Codorniú Ferreras fuese nombrado Director General del mismo Cuerpo24. Entre 1856 y 58, Ros de Olano, desempeñó sucesivamente los puestos de Director General de Infantería y de Artillería25. En esa época, se implantó con carácter oficial la prenda de ca-beza que él mismo había diseñado. Conocido con el nombre de su primer apellido, “ros”, fue empleado durante unos ochenta años por el Ejército español a pesar de que tuvo sus detractores porque no cubría la nuca ni del sol ni de las inclemencias de la lluvia. El ros se adornaba en la parte delantera con una pequeña granada de latón con una mecha simulada. En los botones que sujetaban a ambos lados el barbuquejo figuraba, junto al escudo monárquico, una leyenda con el nombre del Cuerpo. Así en el de Sanidad, podía leerse: “Sanidad Militar”. En la actualidad,


REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015
To see the actual publication please follow the link above