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CUADERNO DE PENSAMIENTO NAVAL 17

J. M. GUTIÉRREZ DE LA CÁMARA SEÑÁN aunque continuaron operativos varios portaaviones, cada vez era menor el número de aviones y sobre todo de pilotos navales. — El empleo durante la batalla de Formosa de las promociones de pilotos que finalizaban su adiestramiento para portaaviones fue un gran error, al infringir el principio de Economía de Medios, pues no se sacó de ellos el rendimiento que podían haber proporcionado en otras circunstancias. Ello supuso que los barcos de ozawa no contasen con aviones suficientes y pilotos adiestrados, que posiblemente hubieran conseguido que en la Batalla del mar de Sibuyan, la fuerza de Kurita hubiera salido mejor parada y dispuesta a acometer con más decisión la destrucción de las fuerzas y transportes de leyte. — Aunque Nimitz se había cuidado de no hacer ninguna crítica a la táctica de Spruance en las Marianas, pues lo tenía en gran consideración, había añadido una cláusula a la orden de operaciones en el sentido de asumir como objetivo principal la destrucción del grueso de la flota enemiga, si se presentaba la ocasión, pero la aplicación de esta cláusula requería una mente fría que dilucidase en primer lugar cual era el grueso de la flota enemiga y, sobre todo, en qué lugar se presentaba la ocasión. Si bien los portaaviones constituían un atractivo nada desdeñable, existía en este caso, una fuerza de mayor entidad, en la que se había arriesgado nada menos que al Yamato y al Mushashi, últimos prodigios de la técnica, con unos cañones de 46 centímetros cuyos efectos eran letales, a los que acompañaba un grupo de potentes acorazados y cruceros pesados. Esta fuerza debía parecer a muchos almirantes norteamericanos muy superior a la de los distantes portaaviones y, en todo caso, era una terrible amenaza que se cernía sobre la fuerza de desembarco. Si al principio Halsey creyó que se retiraba, más tarde tuvo ocasión de comprobar que no era así y nunca debió descuidar su vigilancia. — Es imprescindible destacar la actuación del contralmirante Clifton Sprague, que sufrió directamente en sus fuerzas toda la potencia de la enorme fuerza de Kurita. Maniobró tácticamente con gran acierto su fuerza, lanzó al ataque a sus destructores frente a fuerzas notablemente superiores y el arrojo de estas pequeñas unidades ayudó a disuadir al almirante japonés en momentos decisivos. Este reconocimiento es extensivo al contralmirante Félix Stump de Taffy-2 y al capitán de fragata Fowler, que tan oportunamente coordinó los ataques aéreos y a los valientes pilotos. Todo ello demuestra lo que puede ser capaz de llevar a cabo una fuerza de segunda línea, perfectamente adiestrada y actuando con coraje en difíciles circunstancias. — la eficacia de los kamikazes en la lucha contra los portaaviones norteamericanos es una lección muy actual que no conviene perder de vista en ningún momento. 54 CUADERNoS DE PENSAMiENTo NAVAl Número 17


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