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MEMORIAL ARTILLERIA JUN 2014

Historia 112 MEMORIAL ARTILLERíA, nº 170/1 - Junio de 2014 de recerán a mediados del siglo xvi. Estos proyectiles huecos estaban constituidos por dos semiesferas de bronce unidas por una banda y dos aros de hierro cruzados, a cuya car-ga interior se le daba fuego por un trozo de yesca que se encendía en el momento del disparo. LA PÓLVORA, CARGA DE PROYECCIÓN La pólvora negra consti-tuía la carga de proyección de las piezas. Como ya apun-tábamos en el artículo ante-rior, para la mentalidad del guerrero medieval era algo misterioso y complejo, una sustancia que en la visión de los coetáneos parecía po-seer propiedades fabulosas, casi sobrenaturales, que era atronadora y que lanzaba violentamente y a distancias lejanas todo lo que encontra-ba a su paso. Un elemento que producía un extraordi-nario y asombroso pavor, el terror a lo desconocido, tan infernal que, al principio, incitó a que se ejerciesen presiones en el mismo en-torno del Papa para que se prohibiese su utilización en el mundo cristiano. Inclu-so autores como Cervantes compararon en su día las ar-mas de fuego con una plaga, una invención debida a os-curos experimentos de bru-jería, cosa del mismo diablo. Bien es cierto que el resplan-dor del disparo, la gran nube de humo negro producida, y el olor del azufre podían su-gerir a sus contemporáneos una viva imagen del mismo infierno. En Europa, la primera mención sobre un compues- ...Para cortar la madera en sentido de la fibra, a fin de proporcionarles ma-yor resistencia, se prac-ticaban varios escalones, evitando así los planos inclinados... to similar a la pólvora apare-ce en el manuscrito de Roger Bacon "De nullitate magiæ”, datado en Oxford en 1216. Algo más tarde, en 1248, en su obra "Opus Maior", des-cribiría una fórmula de la misma, reconociendo su uti-lidad para usos militares: “Con salitre y otras sus-tancias, podemos componer artificialmente un fuego que puede ser lanzado a largas distancias. Utilizando so-lamente una muy pequeña cantidad de este material, puede crearse mucho fulgor, al que acompaña un horrible estruendo. Con él es posible destruir una ciudad o un ejército... Para producir este relámpago artificial y el true-no es necesario tomar sali-tre, azufre y sic Luru Vopo Vir Can Utriet”1. Dos años después, el manuscrito noruego Ko-nungs skuggsjá datado en 12502 mencionaría, en su capítulo dedicado al arte militar la utilización de “carbón y sulfuro” como la mejor arma para el combate entre navíos. Sea como fuere, inicial-mente, la cantidad de pólvo- (1) Según parece, y así lo afirman las inves-tigaciones sobre la cuestión, estas cinco últimas palabras forman un acróstico que oculta la proporción del carbón ve-getal necesario para hacer de la pólvora una materia explosiva. (2) El Konungs skuggsjá (en nórdico arcaico "Espejo del rey") constituye un texto que trata acerca de la política y la moral, y que había sido escrito originariamente para la educación del rey Magnus La-gabøte, hijo del rey Håkon Håkonsson, y tiene la forma de un diálogo entre padre e hijo. El hijo pregunta, y el padre le aconseja acerca de los asuntos prác-ticos y morales en temas tan diversos como el comercio, el comportamiento caballeresco, o la estrategia y la táctica militar.


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