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MEMORIAL CABALLERIA 74

Varios Noticias del Arma Orgánica y Materiales Empleo Táctico y Operaciones Historia 140 DOCUMENTO Otro error a la hora de ocupar la posición fue el de no ocupar la loma paralela, llamada Loma de los Árboles, por considerarse que debido a la vegetación no era propicia para el fuego de la artille-ría. Esta loma, que sí disponía de aguada, fue ocupada por la harca el 25 de junio pese a los intentos de la artillería por evitarlo, y desde la misma se batía el tortuoso camino de Annual a Igueriben. Los dos caminos que acceden a Igueriben y a las lomas antes citadas no son fáciles de iden-tificar en el terreno; no obstante, de los diferentes testimonios recogidos, se deduce que estaban fuertemente batidos por el fuego enemigo. En este caso no fue la deficiencia en la construcción de la posición la responsable de su caída sino, como es común en toda la campaña, un error a la hora de elegir el asentamiento y cómo prote-gerlo, fundamentalmente el carecer de aguada y la imposibilidad de controlar los accesos y caminos próximos. La posición fue tomada el día 21 de julio, solo sobrevivieron el alférez Casado, herido y hecho prisionero, diez soldados más prisioneros y un sargento con otros diez soldados que logran llegar a Annual. Con estos dos ejemplos nos hacemos una idea de la situación de todo el territorio y de cómo estaban construidas las más de cien posiciones ocupadas. De forma generalizada, estas posiciones estaban muy mal fortificadas (en algunos casos sin fortificar), situadas en zonas batidas por el fuego enemigo, alejadas de los pozos, débilmente guarnecidas y en la mayor parte situadas de forma anár-quica sin seguir un sistema fijo. La explicación a este error puede ser que los mandos, y tal vez el propio comandante general, no tenían claro el propósito de la operación, punto que todos sabemos es el más importante de una orden de operaciones. El despliegue es especialmente desacertado en la circunscripción de Kandussi. Este es el au-téntico desastre. De las decenas de posiciones de esta circunscripción solo la posición central de Kebdani estaba guarnecida por una unidad con entidad igual a una compañía. Ante tan grave dis-persión de fuerzas nada hay que comentar. Considero que fue el gran desastre porque la inmensa mayoría de estas guarniciones se rindie-ron sin combatir, presas del pánico, del miedo y abandonadas a su suerte. Fueron atacadas por la cabila de Beni Said que, desafortunadamente, no había sido desarmada. En esta circunscripción se hallaba la antigua línea del Kert, que sin embargo ahora estaba desmantelada y desguarnecida. Esta situación provocó que una eventual defensa en dicha línea se hiciera insostenible y, con ello, el último intento de salvar la comandancia se desvaneció por completo. Se puede concluir que, si bien los condicionantes del terreno magnificaron claramente el desas-tre, este no debe ser considerado como causa principal del mismo. La negación de las evidencias que se han descrito, junto con otros aspectos tales como la escasez de fuerzas para ocupar tanto territorio7, o las disputas y aspiraciones de algunos generales así como la dirección política de la campaña y de sus antecedentes muy condicionados por la impopularidad que esta generaba8, for-maron un cúmulo de circunstancias –en ocasiones aberrantes– que vistas con serenidad y frialdad ya en el expediente Picasso se trataron como cosas incomprensibles, nos dejan comprender cómo se pudo llegar a uno de los peores desastres del Ejército español, no solo en víctimas sino en formas de actuación. 7 Sirva como ejemplo que en algunas posiciones de la circunscripción de Kandussi había un hombre para 20 metros de parapeto. 8 Las medidas políticas tomadas tiempo antes y durante la campaña dan muestra de la ineficacia de la clase política para dirigir el protectorado, más aún si tenemos en cuenta que tras el desastre se consiguió pacificar todo el territorio en 15 meses, cuando en 16 años no se había conseguido.


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