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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 125

PAULINO GARCÍA DIEGO cés, que hacían dudar de que el apoyo de la nación vecina estuviese garantizado una vez que estallase la guerra, dudas que se vieron corroboradas por la afirmación del encargado de negocios de Francia en londres, Durand, el cual indicó a Masserano que su país no se dejaría arrastrar a la guerra por el asunto de Malvinas. Por todo ello, el monarca español dio instrucciones a su gabinete para que empezara a seguirse con Gran Bretaña una línea de actuación propia, al margen de la posición francesa. Una vez tomada la decisión, en julio de 1766, de establecer una colonia española en las Malvinas, comenzó también a estudiarse la posibilidad de buscar en la costa sur de la Patagonia asentamientos que pudiesen contribuir desde tierra firme al control del estrecho de Magallanes (6). En cuanto al primer asunto, la relación de subordinación del gobernador de las Malvinas, el capitán de fragata Felipe Ruiz Puente, respecto al gobernador y capitán general de Buenos Aires, Francisco de Bucareli, quedó reflejada en la real cédula de su nombramiento. la expedición a su mando zarpaba el 17 de octubre de 1766 y entraba en Port louis en los últimos días de marzo de 1767, por las mismas fechas en que Grimaldi comunicaba a Arriaga la decisión del rey de Francia de ordenar a los colonos de saint-Malo abandonar el establecimiento de Bougainville, y la del rey de España de acceder a adquirir los materiales empleados para su construcción. Con la creación de un establecimiento español en las Malvinas se materializaba el abandono de la tradicional tesis de que los derechos sobre determinados territorios se basaban en las bulas papales, en lugar de la cual se adoptaba la política de ocupación efectiva seguida por otras naciones. De este modo, se pensaba —como Arriaga recordaba a Grimaldi—, sería más sencillo conseguir la retirada británica (7). Esto justifica la premura en el envío de la expedición, para que llegara a su destino cuanto antes. De acuerdo con la visión estratégica que se daba a la ocupación de las Malvinas —defender las rutas marítimas hacia el Pacífico—, Ruiz Puente recibió entre otras la orden de que desde allí llevase a cabo un reconocimiento del estrecho. Pero su cometido principal debía ser localizar el emplazamiento de los ingleses, puesto que mientras esto no se verificase era imposible proseguir con las gestiones diplomáticas. Para ello se dieron instrucciones precisas al gobernador de Buenos Aires, a quien se insistía en la conveniencia de actuar en estrecha coordinación con el de las Malvinas. De igual modo se indicaba que debía procederse con los ingleses con el mayor tacto posible, a fin de evitar a toda costa que un eventual trato descortés sirviera de pretexto para desencadenar un conflicto. El curso de los acontecimientos a partir de septiembre de 1766 llevó a Grimaldi a disponer el estudio de un plan de acción que respondiera a los inte- (6) Por entonces no había establecimientos españoles en la Patagonia al sur de Buenos Aires, que contaba con unos 22.000 habitantes hacia 1770. DEstEFANI, laurio: Las malvinas en la época hispana (1600-1811). Buenos Aires, 1981, p. 117. (7) AGI, Buenos Aires 412, 15. Carta de Arriaga a Grimaldi, 28 de diciembre de 1766. 16 REvIstA DE HIstORIA NAvAl Núm. 125


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