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CUADERNO DE PENSAMIENTO NAVAL 16

A. FERNÁNDEZ DIZ todavía hay muchos otros, seguramente demasiados, que se resuelven con la amenaza o el simple recurso a la fuerza. o sea, podemos afirmar sin ser demasiado pesimistas que Maquiavelo todavía sigue vigente. la fuerza tiene que ser necesariamente coercitiva para que el príncipe pueda tener la completa seguridad de que su ley va a ser cumplida por todos sus destinatarios. Si no lo fuese, la ley sería una ley vacía, una ley que no podría existir como tal. Y el príncipe habría claudicado de una de sus más importantes responsabilidades. Y en este punto advertimos que el gobierno del príncipe tiene necesariamente dos vertientes: una interior y otra exterior. interior en relación al pueblo que gobierna, y exterior en relación a los príncipes que gobiernan otros pueblos. la paz, la democracia basada en el imperio de la ley, corresponden a la parte noble de la naturaleza humana y, por tanto, del príncipe que sea fiel cumplidor de su propia ley y que no debe de temer problema alguno en relación con su pueblo mientras, alejado de cualquier forma de dictadura, sea justo, querido y respetado por todos. la vertiente interior del gobierno de los príncipes tiene así relativamente fácil ejecución. Será la vertiente exterior la que puede traerle mayores problemas al príncipe cuando la ley que promulgue pueda entrar en colisión o poner en riesgo los intereses de los príncipes vecinos. Y recíprocamente el príncipe tendrá que afrontar problemas especialmente graves si se ve en la necesidad de tener que enfrentarse a otros príncipes que traten de imponerle sus propias leyes. Si fuese posible cuantificar la ley podríamos decir que el nivel de ley ajena cuyo cumplimiento nuestro príncipe se verá obligado a cumplir dependerá del nivel de su propia fuerza, extremo que conocerá bien, y habrá evaluado mejor, el poder extranjero que trate de someterlo. Así son las cosas de los príncipes de antes y aún de hoy. también en las relaciones internacionales, como en las relaciones humanas, sucede que la ley que termina imponiéndose es la ley del mas fuerte aunque parezca demasiado obvio decirlo y un tanto hipócrita no aceptarlo. En el campo del derecho marítimo internacional puede verse muy clara la relación entre la fuerza y la ley. Recordemos el caso de nuestros pesqueros cuando, de una forma unilateral y sin mediación alguna, y sin que fuesen tenidos en cuenta sus derechos históricos a la pesca del bacalao en aguas de terranova, fueron expulsados de aquellas aguas porque el país ribereño quiso ejercer su derecho sobre las 200 millas de su zona económica exclusiva. Esta expulsión pudo ser aceptada porque, al fin y al cabo, este derecho del país ribereño había sido reconocido por España en acuerdos internacionales previamente firmados. Pero, poco después, el país en cuestión intentó desplazar a los pescadores españoles de los nuevos caladeros que habían descubierto por fuera de aquellas 200 millas, decretando que su nueva zona económica exclusiva sería de 400 millas, pretensión que definitivamente no fue aceptada por España, lo que dio lugar a una grave crisis internacional en la que la fuerza 42 CuADERNoS DE PENSAMiENto NAVAl Número 16


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