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REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2015

inaccesibilidad de los fondos, que con la tecnología actual corren el riesgo de ser explotados. El conferenciante destacó la importancia que España tuvo a los largo de la historia en el contexto mundial, sobre todo en el aspecto de su proyección en ultramar, dejando muestra de esa presencia en los cientos de vestigios que los fondos marinos guardan celosamente. Efectuó un recorrido desde los albores del descubrimiento y la conquista de América hasta la actualidad, destacando los muchos naufragios que la Carrera de las Indias ocasionó a los largo de los 250 años existencia, destacando que España estableció la ruta comercial más larga y duradera de la historia, uniendo Asia, América y Europa. Reseñó que aunque según investigadores expertos en el tema tan solo el 1 por 100 de los buques que hicieron la Carrera de las Indias naufragó, ese porcentaje supone cientos de naufragios, muchos de los cuales se perdieron con todos sus valiosos cargamentos, tan codiciados por las empresas que invierten recursos y moderna tecnología en el afán de dar con alguno de ellos. Destacó que el Caribe, Bahamas, las Azores y el golfo de Cádiz son las zonas donde más naufragios se produjeron, siendo las causas meteorológicas (huracanes, tormentas o mal estado de las embarcaciones) los principales motivos de los hundimientos. Hizo también mención y un breve relato de naufragios emblemáticos como el de los galeones el Ntra. Señora de Atocha y Santa Margarita, localizados y explotados por Mel Fischer en 1973; el San José en Panamá y el San José en Colombia, ambos en litigio entre los gobiernos y las empresas concesionarias de su explotación; el Nuestra Señora del Juncal en Campeche (golfo de México), cuyo Gobierno está muy interesado en su localización; el navío San Telmo, perdido en la Antártida en 1819, y el Reina Regente en el estrecho de Gibraltar en 1895, estos dos últimos, buques de guerra de sumo interés para la Armada al perderse con toda su dotación. La recuperación del cargamento del galeón San Pedro de Alcántara, naufragado en 1768 en Peniche (Portugal), motivó la necesidad de que la Armada tuviera un equipo de buceadores propio. Por ello, por Real Decreto del año 1787 se creó el Cuerpo de Buzos de la Armada, con escuelas en los departamentos marítimos de Ferrol, Cartagena y Cádiz, siendo este el más antiguo del mundo. No dejó de mencionar a dos buques mercantes trágicamente perdidos en temporales, ambos de la Compañía Pinillos, el trasatlántico Príncipe de Asturias y el valbanera. El primero se perdió en el viaje de Barcelona a Brasil al chocar contra un bajo en la entrada de Santos, por lo que es considerado el Titanic español. El vapor correo valbanera, buque de emigrantes, se perdió misteriosamente durante un temporal en su tránsito desde Santiago de Cuba a La Habana, y días después un buque de guerra norteamericano que lo buscaba encontró el extremo de un mástil en los cayos de Florida. Por último, disertó sobre los naufragios de nuestra Guerra Civil de ambos bandos: cuatro submarinos republicanos —B-5, B-6, C-3 y C-5—, el destructor Almirante Ferrándiz, el acorazado España II (ex-Alfonso xIII), el mercante Castillo de Olite; y los posteriores a la guerra: el submarino C-4 (el 27 de junio de 1946) y el dragaminas Guadalete (el 25 de marzo de 1954). Finalizó su conferencia concluyendo que España es una gran nación, por lo que somos y por lo que fuimos, por lo que debemos sentirnos orgullosos de nuestra historia. A. E. L. CULTURA NAvAL 974 Junio


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