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REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2015

TEMAS PROFESIONALES sus baterías se agoten, esta señal desparecerá para siempre. En el caso del vuelo de Air France 447, se encontraron los primeros restos del accidente a los cinco días, lo que permitió acotar el área de búsqueda. Aún así se tardó casi dos años en localizar las cajas negras, a unos 4.000 metros de profundidad. En cuanto al caso del avión Airbus A320-200, vuelo Air Asia QZ850, accidentado hace algunos meses en Indonesia, se necesitaron tres días para localizar los restos a unos 30 metros de profundidad. Las cajas negras fueron encontradas por buceadores a las dos semanas. Pero no siempre se localizan, y tristemente es prueba de ello, como se ha comentado en la introducción de este artículo, el caso de vuelo de Malaysia Airlines MH-370, que se perdió el año pasado. Actualmente no se tienen indicios del área del siniestro y, ante la falta de evidencias del posible crashsite, se ha archivado su investigación, dándose a la aeronave como desaparecida. En cuanto a los aviones militares, exceptuando algunas aeronaves de transporte muy modernas y con sistemas muy similares a los civiles, no suelen contar con dispositivos de registro de vuelo, y a veces, aun contando con el mismo, no están preparados para estar sumergidos, por lo que a posteriori resultan inservibles. Este tipo de accidentes supone un gran reto de investigación a los miembros de la CITAAM. Brevemente citaré que a finales del año 1989 en aguas de la bahía de Cádiz se precipitó un avión Harrier Av8B de nuestra Armada y hasta la fecha no se ha encontrado el más mínimo rastro de él. Siguiendo con nuestro último proceso de investigación, vamos a particularizarlo para un avión comercial. La autoridad investigadora y el equipo de investigación deben tener en cuenta, además de los factores mencionados en los casos anteriores, los siguientes: — Mentalización ante lo que puede ser una tarea larga de varios meses en la mar. — Necesidad de contar desde el primer momento con varios buques de rescate especializados en la localización de las cajas negras y su recuperación. — Establecer contacto inmediato con la última agencia de control aéreo de la aeronave para que nos proporcione los últimos datos de posición y el plan de vuelo actualizado de la misma, así como los últimos registros radar y de comunicaciones. De estar actualizados estos datos, nos permitirían acotar la zona de búsqueda. — Activar los protocolos de coordinación internacional para que cualquier aeronave o buque en tránsito por el área de interés avise de posibles objetos flotantes a nuestro centro de mando. Evidentemente, una vez localizados los restos de la aeronave, nos encontraríamos ante el segundo caso anteriormente mencionado, y aplicaríamos entonces los procedimientos que mejor se ajustasen. Si aun habiendo encon- 2015 859


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