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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 130

MANUEL GONZÁLEZ DE CANALES MOYANO cuello, con galón de oro angosto de barra y flores de lis, y botón de ancla y corona: chaleco y pan talón con media bota, corbatín y cinturón negro con chapa de metal, sable corto y plumero encarnado en el sombrero». En la Colección de 100 estampas que demuestran todas las nuevas divisas del Exército en España, según el reglamento de este año 1805 se recogen ilustraciones de los diferentes uniformes del Ejército y de la Armada. En la figura 1 se recoge la correspondiente al Cuerpo General de la Armada. Esta lámina aporta una valiosa imagen general de cómo era el uniforme motivo del estudio. Detalle de las prendas que constituyen el uniforme La reglamentación sobre uniformes deja muchos cabos sueltos que demandan un estudio más detallado de las prendas que lo componen: casaca, chaleco, emblemas y divisas, camisa o camisola, sombrero, pantalón, calzado, corbatín o corbata, sable y cinturón. La casaca, muy cerca del frac civil La casaca del uniforme pequeño es funcional, pequeña y cómoda. Está muy cerca del frac civil del momento en confección y estilo, pero mantiene los signos del uniforme que le precede. El cuerpo de la casaca es azul turquí, con forro interior encarnado (4). Está confeccionado con paño de lana azul. Su forro interior, de sarga de seda encarnada, se deja ver en cuello, solapas y puños y es de un género más suave (5). Vestían todas las marinas casacas azules con el mismo corte, más color de las solapas era determinante para la distinción de los oficiales en el combate. El color de las solapas encarnado, frente al blanco inglés, es mejor elección, pues no hay color más sufrido que este para disimular donde la casaca más se ensucia (6). Además el encarnado tenía añadido de categoría, pues los tintes rojos encarecían las prendas, haciéndolas únicamente accesibles para personajes acomodados. (4) La R.O. no especifica la tonalidad del azul. Sin embargo en los retratos de la época se aprecia un azul marino oscuro y en reglamentos posteriores de esta época señala el turquí para casaca y levitas. (5) La legislación es todavía exhaustiva con la definición de los colores. Encontramos retratos en los que el encarnado tira a morado y en otros a rojo, a gusto del sastre y del personaje. (6) El color rojo es propio español desde Felipe V. Aquella moda rococó en la que hombres y después mujeres vestían con zapatos de tacones estos forrados en tela. El color rojo estaba reservado a la casa real, convirtiéndose en un privilegio que el rey otorgaba. 84 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 130


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