Page 99

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 130

JOSÉ ANTONIO OCAMPO consejo de Guerra de Flandes, había sido nombrado en un principio almirante de aquella poderosa escuadra; ahora se le envió solo, para salvar lo que aún se pudiera prometiéndole que la armada le seguiría tan pronto como hubiera terminado su equipo. »Fajardo desembarcó en Cavite el 2 de julio de 1618 y empuñó con energía las riendas del gobierno. Peligroso para la seguridad de la colonia era el descontento de los indios (sic), porque si estos declinaban la obediencia, entonces ya no se podía pensar siquiera en conservar las Filipinas. No era tampoco de extrañar que los indígenas murmurasen; porque los continuos armamentos y construcciones de navíos les habían acarreado durísimos gravámenes. Fajardo, que además llevaba órdenes de la corte de aligerar las cargas de los indios hasta donde fuera posible, fijó su primer cuidado en dispensarlos de los más duros trabajos debidos al feudalismo. Otros decretos impidieron que se sobrecargara á los indios en los trabajos que prestaban en los astilleros. Debido á estas disposiciones, los indios estimaban y amaban á Fajardo como á un padre, y de estas simpatías se aprovechó el gobernador siempre que pudo. »A fines del año 1618 aparecieron en la bahía de Manila seis navíos holandeses que de seguro intentaron entenderse con los indígenas. Pero antes que Fajardo pudiera atacar la armada enemiga, esta se había alejado, porque su comandante había comprendido que en vista de la lealtad de los indígenas y de la fuerza de los españoles, no se podía intentar nada contra estos. Desde entonces la bahía de Manila se vio libre por algún tiempo de los ataques holandeses. Influyeron en esto las encontradas aspiraciones de la compañía mercante inglesa y de la holandesa, pues la una trataba de sobrepujar á la otra, y como en el Archipiélago oriental los holandeses eran los más poderosos, era natural que la compañía británica, movida por una noble envidia de competencia, procurase dañarles en cuanto le era posible. Los ingleses no han sido nunca escrupulosos cuando se ha tratado de escoger los medios más conducentes á sus fines, y así incitaron á los príncipes de java á una guerra contra la compañía holandesa que tomó desde luego grandes proporciones. Pronto se declaró una lucha encarnizada entre las tropas y embarcaciones de las dos compañías, aunque las metrópolis gozasen entre tanto de completa paz. Comprendiendo al fin lo mismo Holanda que Inglaterra que esta guerra de las dos compañías debía disminuir el bienestar nacional de los dos Estados interesados, ajustose entre las dos partes beligerantes una paz, cuyas condiciones se firmaron en Inglaterra en el año 1619 y en jacatra java en el año 1620. Ambas naciones procuraron allanar todas las diferencias y hasta hicieron una alianza ofensiva y defensiva para atacar á España y Portugal. Según las condiciones pactadas, debía formarse en Batavia un Consejo de defensa, compuesto de delegados de las dos compañías, que tendrá la dirección superior de todas las operaciones de la guerra. Además habían convenido en mantener por partes iguales 20 navíos de guerra, cuyo número se podría aumentar según las circunstancias, y de los cuales cada uno debía ser de 600 á 800 toneladas con una tripulación de 150 hombres y 30 piezas de artillería á lo menos; el número 98 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 130


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 130
To see the actual publication please follow the link above