pues los fuertes vientos podrían lanzar los navíos contra las rocas y naufragar. Tras este giro del destino Menéndez tomará una arriesgada pero acertada decisión. Decide asaltar Fort Caroline a pie, atravesando la tormenta y sorprendiendo al enemigo. El plan de Menéndez era muy arriesgado y la oposición a semejante locura por parte de sus oficiales era clara, pero la decisión ya estaba tomada. Las intenciones de Ribault también eran claras, acabar con la presencia española en la zona con su flota, dejando para ello Fort Caroline bastante desprotegido. Las tormentas que azotaron las costas duraron varios días, por lo que los navíos franceses no pudieron regresar a su puerto y se vieron obligados a permanecer en mar abierto. El 16 de septiembre de 1565, dejando a su segundo al mando de San Agustín, parte rumbo a Fort Caroline con la ayuda de un prisionero y dos indios que les harían de guías. La moral de las tropas estaba por los suelos, pues el camino resultaba penoso y tuvieron que atravesar zonas pantanosas en las que el agua les cubría por la cintura. Además, las fuertes tormentas apenas dejaban lugares secos para poder descansar y tanto las armas como las provisiones estaban empapadas. Por tanto, no es de extrañar que, aun siendo corta la distancia entre los dos fuertes, muchos desearan regresar a San Agustín, por lo que las dotes de mando y liderazgo de Menéndez fueron puestas a prueba. El 19 de septiembre, después de tres duras jornadas para recorrer los 58 kilómetros que separaban los fuertes, avistan Fort Caroline. Al amanecer se percatan de que apenas había vigilancia, pues Laudonnière, despreocupado ante semejante temporal y creyendo que Ribault estaba atacando a los españoles en San Agustín, veía poco probable cualquier acción ofensiva, error de juicio que aprovecharon los españoles para acabar con los pocos centinelas que custodiaban la puerta y entrar en el fuerte. El caos entre los franceses fue total, no podían entender lo que estaba sucediendo y salían en desbandada intentando huir en cualquier dirección. Solo unos 50 lograron escapar, Laudonnière entre ellos quien, junto a los supervivientes, pudo tomar un barco y puso rumbo a Francia. Más de 130 hombres murieron en el asalto. Menéndez, bajo pena de muerte, ordenó la protección de mujeres y niños, que fueron enviados 108 REVISTA EJÉRCITO • N. 905 SEPTIEMBRE • 2016 Monumento a Menéndez de Avilés en San Agustín posteriormente a Francia. Los españoles no sufrieron baja alguna. A la mañana siguiente, tras rebautizar el fuerte con el nombre de San Mateo y dejar la pertinente defensa en su nueva conquista, regresaron a San Agustín. EL FIN DE LA PRESENCIA FRANCESA EN LA FLORIDA Aunque la toma de Fort Caroline fue un éxito, Menéndez siguió preocupado ante un posible contraataque de Ribault, cuyo paradero desconocía. Adelantándose a una eventual ofensiva, mandó fortificar San Agustín. El 28 de septiembre, mientras continuaban las labores de fortificación, recibió la visita de los indios, quienes informaron de la presencia de un barco encallado a unos 33 kilómetros al sur y de hombres blancos dirigiéndose hacia la isla de Anastasia. En efecto, a la llegada de Menéndez con sus tropas encontraron un centenar de franceses en dirección a Fort Caroline. Una vez explicada la nueva situación a los náufragos franceses, Menéndez les comunicó que, siguiendo las órdenes de su rey, tras las ofensas proferidas al mismo instalándose en la zona sin permiso, solo les daba la opción de rendirse incondicionalmente
EJERCITO DE TIERRA SEPTIEMBRE 2016
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