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EJERCITO DE TIERRA SEPTIEMBRE 2016

El segundo factor, que se está mostrando decisivo, es la intervención militar rusa. El vigor de la oposición siria hizo temer a Moscú —sobre todo a partir de la caída de Idlib4, en verano de 2015— por el régimen de Bashar al-Asad, cuya supervivencia constituye su objetivo político irrenunciable. Esta situación provocó una escalada de la presencia y actuación de los militares rusos, que no salían en fuerza de su país desde que regresaron de Afganistán en 1989. El diseño de la campaña rusa en Siria ha pasado por varias fases que han conseguido influir decisivamente en el escenario político internacional, en una aplicación canónica del principio de Clausewitz. En una primera fase, el objetivo estratégico se fijó en preservar para el régimen la llamada «Siria útil»5, es decir, la franja densamente poblada en el oeste del país donde se concentran la mayor parte de la agricultura y la industria, el acceso al mar Mediterráneo (sobre todo a través de la base naval rusa de Tartus) y la frontera con el Líbano. El 30 de septiembre se produjo el primer bombardeo de aviones rusos sobre fuerzas opositoras a Bashar al-Asad. En aquel momento se podía descifrar el concepto de la operación diseñada por Moscú a partir del despliegue de fuerzas rusas que detallaba el IHS Jane’s en uno de sus informes semanales6: 24  REVISTA EJÉRCITO • N. 905 SEPTIEMBRE • 2016 −−Un escuadrón (12 aparatos) de cazabombarderos Sukhoi 24M (ataque al suelo). −−Un escuadrón de Sukhoi 25 (ataque al suelo). −−Cuatro aparatos Sukhoi 34 (ataque al suelo). −−Cuatro aparatos Sukhoi 30SM (caza multipropósito). −−Un aparato Antonov 124 (carga). −−Un aparato Ilushyin 20M (carga). Además, un número indeterminado de helicópteros de ataque Mi-24 P y de maniobra Mi-8. Complementando este abanico ofensivo, Rusia estableció una burbuja Anti Access / Area Denial (A2/AD) que le permitiría actuar sin preocupaciones externas. Ello se consiguió mediante el despliegue del sistema de misiles antiaéreos Pantshir S1 y un paraguas de guerra electrónica sobre la base del sistema Krasuha 4. Las fuerzas terrestres proyectadas a Siria no tenían entidad ni misión de combate directo, sino que se limitarían a proporcionar seguridad al despliegue. Finamente, unidades de la Armada rusa se posicionaban en el Mediterráneo, el mar Negro y el mar Caspio para mantener abiertas las vías de comunicación estratégicas o, como se demostró más tarde, golpear con misiles de crucero blancos de alto valor. A partir del 30 de septiembre de 2015, durante el primer mes de la campaña, más del 80% de las salidas tuvieron como objetivos fuerzas contrarias Una bomba guiada KAB 500 S es armada en un aparato Sukhoi 34


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