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LA LEGION 527

>> Colaboraciones LA OBRA SOCIAL DE LA LEGIÓN ESPAÑOLA. D. J. Francisco Zamora Navarro De la labor social de La Legión podemos hablar desde un doble punto de vista. En primer lugar, la devolución a la sociedad de personas que por cualquier motivo se hubieran visto apartados de ella y, en segundo lugar, haciéndose cargo de sus miembros más desfavorecidos cuando, por edad, ya no podían continuar prestando servicio en sus fi las. En su época fundacional, La Legión prometía olvido, quienes se alistaran sólo tendrían que dar su palabra para afi rmar su nombre y edad, sin más documentos, y, si cumplían su compromiso con buena conducta, salían con una nueva vida a sus espaldas. El entonces teniente coronel Millán Astray prometía olvido y una familia a quienes vinieran a las fi las de su amada Legión, la familia legionaria. Así, en sus comienzos, personas de todo tipo, desde nobles despechados, incluso se habla de algún heredero de tronos, hasta mendigos y delincuentes, llegaron a nuestras fi las y fueron acogidos en ellas, “1ada importa su vida anterior…” dice la canción, y era cierto, hasta una época bastante reciente, no se pedía nada para entrar en el Tercio, sólo superar los criterios físicos y, en su caso, las entrevistas con los superiores que se pudieran establecer al modo de las que, en la época fundacional, hacía el mismísimo teniente coronel Primer Jefe. Para comprender este interés de Millán Astray en dar una nueva vida en La Legión a quienes quisieran, por los motivos que fueran, cambiar su vida anterior, es preciso remontarse a su niñez. Su padre fue funcionario de Instituciones Penitenciarias y ejerció como director en varias prisiones, entre ellas las de Ceuta o el famoso Penal del Puerto de Santa María. Así, al vivir en ellas, llegó a convivir con los reclusos, a los que seguro que comprendió y llegó a apreciar en muchos casos. Una de las anécdotas de su niñez fue que, teniendo, creo recordar, unos cinco años, mientras circulaba acompañado por el interior de una prisión, un preso, persona muy peligrosa y violenta, le pidió que lo besara, él se le acercó y le dio un tierno e infantil beso en la mejilla. Un tiempo después, durante un motín, unos presos intentaron apuñalar al padre de Millán Astray y este preso lo impidió, cuando le preguntaron que porqué lo había hecho, contestó que no iba a consentir que quedara sin padre el único niño que lo había besado en su vida. Esta idea del fundador de hacer útiles a personas que, en principio, pudieran llegar a no ser consideradas como tales por la propia sociedad llegó al extremo de que, cuando el general Franco ordenó durante la Guerra Civil a Millán Astray que fundara el denominado “Benemérito Cuerpo de Mutilados Militares” para encuadrar a quienes, a consecuencia de heridas en acto de servicio, no pudieran continuar prestando sus servicios en el Ejército, dándoles una pensión vitalicia que les compensara el no poder desarrollar su trabajo habitual a consecuencia de las lesiones sufridas, Millán Astray le propuso que ello se limitara a quienes sufrieran incapacidad total, mientras que, a quienes pudieran continuar siendo útiles se les facilitara un trabajo acorde a sus limitaciones que les permitiera seguir sintiéndose activos y ganarse la vida. Así, desde primera hora, el fundador llamó a sus legionarios “Caballeros” y les ofreció una nueva vida, aunque también les prometía que, a cambio, darían su sangre y que muchos morirían. De esta forma, más de un delincuente o persona que podría haber sido irrecuperable para la sociedad, llegó a reintegrarse a ella hecho un hombre de bien y prestar a la misma grandes servicios. 52 527 · II-2014


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