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BOLETIN SANIDAD MILITAR 26

2016 CURSOS • CONFERENCIAS • CONGRESOS 25 Coronel médico Luis Arcarazo, José Borrel, presidente del Colegio de Médicos, coronel Jaime Marqueta, presidente de la Hermandad de Veteranos, y comandante médico Rafael Oliván, que presentó al coronel Arcarazo bajaba, casi sin medios, con solo dos practicantes como ayudantes, uno de los cuales aplicaba la anestesia, por lo que una vez jubilado se sorprendía de cómo había sido capaz de hacer ciru-gía, traumatología, urología y de asistir a los partos, porque no había otro ci-rujano, como en la mayor parte de los hospitales de provincias del momento. El coronel Arcarazo explicó el mo-tivo por el que D. Franco se decidió a construir una clínica. Como cada vez acudían a operarse más pacientes de pago de la ciudad y de la provincia, ya que se había corrido la voz de que el nuevo cirujano operaba patologías que hasta ese momento había que evacuar a Zaragoza, vio la oportuni-dad de tener su propia clínica privada, gracias a la cual pudo adquirir un apa-rato de Rx. y un coche. Con el advenimiento de la 2ª Re-pública, y tras unos tropiezos iniciales, encontró en las nuevas autoridades de la Diputación la sensibilidad suficiente para convencerlos de la necesidad de construir un nuevo Hospital Provincial, ya que el viejo había sido declarado ruinoso en 1926, pero que la guerra ci-vil paralizó las incipientes obras. La ciudad de Huesca, como la ma-yoría de poblaciones de Aragón con guarnición, se sublevó a favor de los nacionales, por lo que sufrió un cer-co de casi dos años. Las memorias del Dr. García Bragado aportan mucha in-formación de cómo se pudo organizar dos equipos quirúrgicos con médicos movilizados, que fueron capaces de asistir a infinidad de civiles y militares heridos durante el asedio de la ciudad, pero sobre todo hace hincapié en las condiciones de trabajo extremas de los cirujanos de guerra, su vida cotidiana, las carencias, el terror a los permanen-te bombardeos y a la profesionalidad y generosidad de todo el personal sanita-rio, enfermeras, practicantes, hijas de la caridad o médicos, en aquellos momen-tos terribles, que D. Franco denomina como los más importantes de su vida. Una vez concluida la guerra lle-gó la reconstrucción y la del Hospital Provincial, que había comenzado a levantarse en 1935 y que diseñó jun-to con un ingeniero militar de Regio-nes Devastadas, comenzando en ese momento una nueva etapa de su vida profesional. Fue testigo privilegiado de aquella evolución sanitaria des-empeñando puestos relevantes, ya que era el jefe de cirugía, director del Hospital Provincial y Presidente del Colegio de Médicos. Las nuevas es-tructuras sanitarias que desarrolló la dictadura culminarían en Huesca con la construcción de la Residencia Sa-itaria San Jorge, contra la que luchó n d ta y p p ta d D m h enodadamente D. Franco, argumen-ndo que ya había un hospital nuevo que el dinero que se iba a utilizar ara edificar la residencia sanitaria, odría invertirse en mejorar el Hospi-l Provincial. Pero era una guerra per-ida y no sólo se construyó sino que . Franco y su equipo terminaron for-ando parte de la plantilla del nuevo ospital de la Seguridad Social. El Dr. Franco García Bragado es un e q d e e s c ra y la ta s p c jemplo de aquellos médicos militares ue se vieron envueltos en la Guerra e África, en la Guerra Civil española y n la posguerra, siendo testigos de una volución importante de la asistencia anitaria pública española, que se ini-ió en la Dictadura de Primo de Rive- , fue continuada por la 2ª República finalizó en el franquismo, que mejoró asistencia médica española hasta co-s inimaginables en los años veinte del iglo pasado, cuando inició su carrera rofesional D. Franco García Bragado omo médico militar en la Armada. Coronel médico Luis Arcarazo, J M s y q osé Borrel, presidente del Colegio de édicos, coronel Jaime Marqueta, pre-idente de la Hermandad de Veteranos, comandante médico Rafael Oliván, ue presentó al coronel Arcarazo


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