Armas y Cuerpos Nº 134 13 su correcta implantación requería de la asimilación de una cultura particular como la involucración de todos los niveles jerárquicos en los procesos, confi guración de equipos multidisciplinares para tareas o problemas específi cos y la ejecución de tareas orientadas a objetivos muy específi cos. Con el desarrollo de este fl exible sistema de gestión, Toyota inicio un proceso de desjerarquización en el que además de eliminarse niveles de la estructura, parte de la responsabilidad era desplazada a escalones inferiores e intermedios. Las analogías entre la confi guración, conceptos y fi losofía requeridos para operar según los principios de las Doctrinas de Maniobra y un sistema de gestión toyotista son indudables, hasta el punto de que destacados teóricos militares ponen de manifi esto las similitudes entre la cultura propia de la Guerra Relámpago y el sistema de producción de Toyota. Además, la Doctrina de Maniobra tal y como demuestra su aplicación en la IIª Guerra Mundial no supone el fi nal del concepto Guerra Total, sino que plantea una nueva forma de realizarla. Se trata por lo tanto de una innovación de proceso y no de producto. Igualmente, la producción ajustada encaja en esta categoría de innovación, puesto que “mantiene los principios de producción en serie, aunque organiza el proceso de producción atendiendo a la iniciativa humana y la retroalimentación” (Castells, 2005). La Era del Conocimiento En la década de los años 70 del S.XX teóricos como Bell o Galbraith divulgaron el concepto de las Sociedades Postindustriales. Una de sus particularidades era que los países occidentales habían comenzado a abandonar paulatinamente las estructuras económicas y sociales caracterizadas por el predominio del sector secundario hacia el sector terciario o de servicios. Paralelamente, otros autores como Castells (2005) en su trilogía sobre las Sociedades de la Información describirán ya no solo una economía marcada por la predominancia del sector terciario, sino que el factor productivo principal de ésta es el conocimiento en sí mismo, por lo que la acuñó como la Era del Conocimiento dada su especial relevancia. El Capital Intelectual La entrada en la nueva Era del Conocimiento exigía una evolución de los conceptos y metodologías. Esto requiere de una evolución en las organizaciones en consonancia con el cambio del papel que desarrolla el conocimiento en las mismas. Por ejemplo, herramientas clásicas como los balances, al solo tener en consideración activos físicos y fi nancieros de las empresas, no capturan el valor real de las empresas puesto que no incluyen en el patrimonio de la organización recursos intangibles como el conocimiento, información o procesos. Este conjunto de activos se conocen como
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