Page 19

ARMAS Y CUERPOS 134

En otras palabras, Huntington declaraba que los confl ictos serían sobre todo de naturaleza cultural y que se desarrollarían en las zonas “calientes” (las faultlines o “líneas de ruptura”), donde las grandes civilizaciones entran en contacto. Publicó posteriormente El choque de civilizaciones y la reconfi guración del orden mundial (1996), siguiendo la misma tesis, pero más desarrollada, incluyendo un mapa de nueve civilizaciones: occidental, china (confuciana), budista, japonesa, islámica, hindú, eslava ortodoxa, latinoamericana y africana. En contraposición a esta teoría del “choque”, el entonces presidente de Irán, Mohammad Jatamí, planteó en 1998 ante la Asamblea General de la ONU la idea de un “diálogo de civilizaciones”. Consideraba que había llegado el momento de unir a los pueblos del mundo con un discurso que superara hostilidades y confrontaciones mediante la mutua aceptación y comprensión. Tal propuesta recibió apoyos varios y Naciones Unidas decidió declarar 2001 como “año del diálogo entre civilizaciones”. Anarquía o caos, dos puntos de vista Casi al mismo tiempo que crecía la controversia sobre las ideas de Huntington, el analista norteamericano Robert D. Kaplan (n. 1952) publicaba en febrero de 1994 el artículo “La anarquía que viene”, cuya idea principal era que el medio ambiente natural sería en las siguientes décadas el principal problema de Armas y Cuerpos Nº 134 19 Un nuevo modelo apareció en el verano de 1993 con el artículo “¿El choque de civilizaciones?”, del infl uyente sociólogo estadounidense Samuel P. Huntington (1927-2008). En él pronosticaba que los confl ictos internacionales más intensos no tendrían que ver con las diferencias ideológicas “clásicas” sobre las fórmulas políticas y económicas de desarrollo, sino con la pertenencia a “civilizaciones” diferentes; en especial las existentes entre la “islámica” y la “occidental” o judeocristiana. Huntington escribió su artículo en pleno fragor de las sangrientas guerras en los Balcanes exyugoslavos y el Cáucaso exsoviético, motivadas por esencialismos étnicos y religiosos, así como por rivalidades seculares entre pueblos de frontera. También afi rmaba que seguiría habiendo choques intraculturales (dentro de una civilización), pero que tendrían menor virulencia, algo que de inmediato se vio en entredicho con el genocidio de Ruanda. Pensaba que las civilizaciones se defi nen unas frente a las otras, que son realidades básicas, consistentes y que es más fácil cambiar de ideas políticas que de mentalidad cultural. Al creer que podían localizarse en el mapa, adoptaba un modelo similar al de las placas tectónicas, que al chocar producen perturbaciones y seísmos.


ARMAS Y CUERPOS 134
To see the actual publication please follow the link above