Logo ofi cial de la cumbre de los BRICS, que tendrá lugar en Xiamen (China), en septiembre de 2017 económico alcista global, se acuñó el acrónimo BRIC para agrupar a estos Estados, con unas características comunes que les permitían tener un cierto carácter hegemónico regional e infl uencia global: gran extensión territorial y población, con enormes recursos naturales. Deseosas de traducir su reforzado músculo económico en poder e infl uencia geopolítica, no han dudado en poner en marcha políticas exteriores cada vez más ambiciosas y asertivas. Una de las muestras más conocidas son las cumbres anuales de sus jefes de Estado, que desde diciembre del 2010 incluyen a Sudáfrica, la primera economía y potencia militar del continente africano, conformando así el grupo ahora denominado BRICS. No es que estos países se hayan convertido en aliados estrechos, pues no lo son y en algunos casos tienen una larga tradición de rivalidad bilateral (China e India; Rusia y China). Pero todos ellos comparten el deseo de demostrar al mundo que su opinión e intereses deben ser tenidos en cuenta en todo momento; y más concretamente, comparten el deseo de que Washington no pueda imponerles su voluntad. Una interpretación interesante de esta realidad mundial es la aportada por Parag Khanna (n. 1977) en su libro El Segundo Mundo. Imperios e infl uencia en el nuevo orden mundial (2008). Considera que la nueva geopolítica mundial está protagonizada por Estados Unidos, la Unión Europea y China, “los tres imperios naturales del mundo”. A ello suma su idea de la existencia de tres mundos: el primero constituido por los países integrados en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico. Por debajo habría un “segundo” dividido en cinco macro-regiones: Europa del este, Asia central, Iberoamérica, Próximo Oriente 22 Armas y Cuerpos Nº 134 y el este de Asia, que concentran también cierto poder en tanto economías emergentes. El tercer mundo estaría representado por los “países menos adelantados” según las categorías del Banco Mundial. En su conclusión, titulada signifi cativamente “La búsqueda de equilibrio en un mundo no estadounidense”, esboza un panorama bastante sombrío sobre la realidad de la sociedad y la economía estadounidenses, llegando a plantearse si su país podría descender al segundo mundo. De
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