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ARMAS Y CUERPOS 134

Armas y Cuerpos Nº 134 67 Del «suplemento» al «complemento» En un reciente artículo, Javier Solana reclamaba una respuesta cívico-militar a las amenazas que se ciernen sobre Europa. En ese mismo texto proponía la incorporación de «capacidades civiles» a los dispositivos de seguridad que han de enfrentarse a la nueva realidad estratégica5. Relacionar esta idea con los reservistas es una oportunidad que se viene recurrentemente formulando desde que la OTAN desplegó la estrategia Comprehensive Approach, un marco conceptual en el que pueden resultar «de mayor utilidad» este tipo de efectivos, según las palabras pronunciadas en 2012 por el general Miguel Ángel Ballesteros, director del IEEE. El entonces presidente del Comité Militar —general Bartels— hizo unas declaraciones ese mismo año que expresaban su convencimiento de que los reservistas podían ser muy útiles en la lucha contra la insurgencia y, de forma generalizada, en todas las misiones centradas en la población. Aparte de la necesidad de contar con recursos humanos procedentes de la sociedad civil, es preciso tener en cuenta que la recesión económica que afecta a Occidente desde 2008 ha obligado a seguir reduciendo el tamaño de los ejércitos, tendencia que no parece haberse detenido todavía. Por eso, los países que siguen el modelo anglosajón han aumentado la presencia de reservistas en algunas actividades, hasta el punto de ser desempeñadas prácticamente en exclusiva por este tipo de personal. El Reino Unido es un claro ejemplo de cómo la disminución del número de unidades regulares se puede compensar parcialmente con el incremento de los reservistas. La revisión estratégica que ha establecido la evolución de las Fuerzas Armadas desde 2013 hasta el año 2020 ha fi jado un aumento de los efectivos de la reserva terrestre hasta llegar a los 30.000 individuos. De esta manera, un cuarto de la capacidad total del Ejército de Tierra estará en manos de militares a tiempo parcial. Además, algunas de las capacidades serán transferidas en exclusiva a las unidades de reserva, particularmente las que requieren conocimientos culturales del país de despliegue, las logísticas y las de transmisiones, incluidas algunas capacidades emergentes como la lucha contra el ciberterrorismo (Hammond, 2013, p. 22). En este último sentido, en 2013 el Gobierno británico sorprendió al mundo entero anunciando la creación de un cuerpo de reservistas para formar un «ejército cibernético» con capacidad tanto defensiva como ofensiva, siendo el deseo expresado por el ministro de Defensa que estos efectivos «trabajasen junto a las fuerzas regulares para proteger redes críticas de ordenadores y salvaguardar datos vitales»6. Pero no sólo los seguidores del modelo anglosajón han mirado hacia este personal para intentar paliar sus problemas de capacidad. Cuando la nación francesa no se había recobrado de los atentados sufridos en noviembre del año anterior, el mismo ministro de Defensa que había puesto en marcha una importante transformación de las Fuerzas Armadas, anunciaba en marzo de 2016 que el presupuesto anual dedicado a la reserva militar aumentaría un 77 por ciento en cuatro años. Ese dinero se invertiría en reclutar voluntarios hasta alcanzar los 40.000 efectivos en 2018 y en potenciar su adiestramiento hasta que pudieran llevar a cabo las mismas misiones que las fuerzas regulares, con mayor énfasis en las operaciones en territorio nacional. Asimismo, proponía la creación de una reserva de especialistas, preparada para luchar contra amenazas de nuevo cuño como los ciberataques. Sin embargo, la medida de mayor impacto presupuestario y conceptual es la constitución de una guardia nacional formada por reservistas de las Fuerzas Armadas, de la Gendarmería Nacional y de la Policía Nacional, unidad a la que se encargaría el refuerzo de la seguridad interior. Por supuesto, los recortes de plantilla permanente previstos para los años sucesivos fueron temporalmente suspendidos7. Alemania, que había suspendido en 2011 su servicio militar obligatorio y que se encuentra desde entonces en un proceso ambicioso de El Gobierno británico sorprendió al mundo anunciando la creación de un cuerpo de reservistas para formar un «ejército cibernético»


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