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215 La cuestión es que la ética está referida a la gestión de los medios y no cabe ponerlos en relación con los fines ya que es saltar de un plano a otro y dejarse «inadvertidamente» algo en el camino. Porque como nos recuerda Einstein todos los fines son válidos y no cabe una ética finalista: «Sé que es tarea difícil discutir sobre juicios fundamentales de valor. Si, por ejemplo, alguien aprueba, como fin la erradicación del género humano de la tierra, es imposible refutar este punto de vista desde bases racionales. Si, en cambio, hay acuerdos sobre determinados fines y valores se puede argüir con razón en cuanto a los medios pueden alcanzarse estos propósitos»15. Gandhi decía que los fines valen lo que valen los medios, que no existe tabique entre ambas categorías, mientras el Creador solo permite intervenir en la elección de los medios, de modo que solo el análisis de los medios es lo que posibilita el ver si se ha alcanzado el fin. Los medios impuros solo llevan a fines impuros16. Ninguna interpretación cierra el círculo de la contradicción y la trascendencia ética que pueden tener algunas de las decisiones a las que el líder estratégico puede verse abocado. La ética de la persona contrapuesta al beneficio del grupo. No hay fórmulas con validez universal aptas para resolver este tipo de conflictos es, a fin de cuentas, el eterno debate del fin y los medios. Con todo y como decíamos antes, el líder estratégico representa a la Institución y como tal debe ser el máximo exponente de los valores que esta encarna. Y su conducta debe de ser ejemplo de ellos. Cualquier actuación que los menoscabe lastra su legitimidad y aún la propia de la Institución por lo que la falta de ética acaba por ser perniciosa toda vez que socaba sus fundamentos. El modelo de competencias se ha venido a convertir en la respuesta a los afanes de sistematización de nuestras sociedades proponiendo, en esencia, replantear la relación dialógica entre la teoría y la práctica. Las Fuerzas Armadas canadienses, en esta línea y en un alarde académico de taxonomía, distinguen cinco elementos como decisivos 15 TORTOSA BLASCO, José María. «La palabra terrorista» en VV. AA. Afrontar el terrorismo. Gobierno de Aragón, 2006, p. 54. 16 GANDHI, Mahatma. Todos los hombres son hermanos. Colección Azenai, Toledo, 1983, pp. 121 y ss. bie3 ZĞĨůĞdžŝŽŶĞƐƐŽďƌĞůŝĚĞƌĂnjŐŽĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐŽŵŝůŝƚĂƌĚĞůƐŝŐůŽyy/͘ƐƉĞĐƚŽƐĚĞů ůŝĚĞƌĂnjŐŽĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐŽ͗ĐƵĂůŝĚĂĚĞƐ;/Ϳ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϮϵͬϮϬϭϳ ϭϲ


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