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BOLETIN IEEE 6

66 bie3 hŶĚĞďĂƚĞĂďŝĞƌƚŽƐŽďƌĞůĂŝŶĞdžŽƌĂďůĞŐůŽďĂůŝnjĂĐŝſŶ &ƌĂŶĐŝƐĐŽDĄƌƋƵĞnjĚĞůĂZƵďŝĂ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϮϮͬϮϬϭϳ Ϯ «... Conviene distinguir entre globalización y neoliberalismo. Se puede y se debe criticar al neoliberalismo radical y al mismo tiempo defender la globalización. La idea de una economía regulada por el mercado, al margen de todo control político-social, es obviamente absurda: el movimiento incontrolado de los capitales financieros es peligroso; ahora bien, si algún remedio hay que poner ha de ser dentro del marco nuevo e imparable de la globalización. No se puede volver hacia formas caducas de economías dirigidas ni hacia Estados proteccionistas. Habrá que configurar nuevos medios de control social en permanente ósmosis con la aceleración tecnológica y dentro del paradigma ecológico de un desarrollo sostenible». Salvador Pániker Introducción y consideraciones iniciales Asistimos de forma sorprendente a un auge de aquellos movimientos que en su día se consideraron minoritarios y sobre los que sin embargo se concentra una parte importante de la tendencia sociológica de nuestros días. Los hechos hablan por sí mismos. En efecto, no se trata exclusivamente de los ya clásicos movimientos de militantes de partidos de ultraizquierda, grupos utópicos o automarginados sociales, no: lo más sorprendente e inquietante es que académicos y pensadores se suman a esa cada vez más larga y dispar lista de los antiglobalizadores o al menos de aquellos que ponen en cuestión el paradigma intrínsecamente beneficioso del fenómeno, de los que dudan de las bondades de esa corriente imparable de nuestros días. Para muestra, bastaría recordar la trayectoria o las opiniones expresadas de forma reiterada por uno de los tres ganadores del premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz, profesor de la prestigiosa Universidad de Stanford, ex-asesor del Gobierno de Bill Clinton y exfuncionario del Fondo Monetario Internacional (FMI). Stiglitz, en un muy comentado y debatido artículo publicado en la revista The New Republic, titulado «Lo que aprendí de la crisis económica mundial»1, cuestionaba ya en ese momento las respuestas del Banco Mundial y del FMI ante el colapso de las economías de los hasta entonces invencibles tigres asiáticos. Stiglitz, y en un explícito apoyo a los conceptos antiglobalizadores, afirmaba: «Dirán que el FMI es arrogante. Dirán que el FMI no le presta atención a los países en desarrollo a los que se supone debe ayudar. Dirán que el FMI no es transparente y se aísla de la responsabilidad democrática. Dirán que la medicina del FMI a menudo deja al enfermo peor y convierte una situación de aceleración en una de recesión. Y luego la 1 http://www.fce.unal.edu.co/media/files/documentos/Cuadernos/32/v19n32_stiglitz_2000.pdf.


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