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713 ubicación geográfica. Más tarde, los belgas sustituyeron a los alemanes al ocupar el territorio y brindaron su apoyo a los tutsis, lo que originó un elevado grado de discriminación hacia los hutus. Además, Bélgica ejercía un colonialismo distintivo con el que se creó un sistema burocrático pensado para, a través de carnés de identidad (1934), diferenciar a los hutus de los tutsis. No solo eso, la posesión de este carné étnico garantizaba favores y privilegios a este sector minoritario de la población, que alcanzó un mayor grado social, optando a puestos en la administración colonial32. A priori no existían rasgos físicos que permitieran distinguir a un tutsi de un hutu, las diferencias se impusieron. De hecho, en el siglo XIX la situación económica en el país creó una estructura social dividida en clases, segmentación que la colonización europea se encargaría de acentuar. Esta vez, los tutsis pasaron a ser el estamento privilegiado, pero el colonialismo no tenía escrúpulos a la hora de apoyar a una y otra etnia, tanto es así que Bélgica desoyó las frecuentes demandas de independencia de los tutsis y pensó que brindar su respaldo a los hutus se perfilaría como una respuesta acertada. Este espaldarazo dio más confianza y fuerza a los hutus, que no tuvieron problemas en llegar al poder en 1961 mediante elecciones al ser mayoría. Un año después se consumó la independencia del país, liderada por ellos mismos, manteniéndose en el poder en detrimento de los tutsis, que fueron perdiendo los privilegios adquiridos en las décadas pasadas. Para más inri, la demografía cambió a favor de los hutus, ya que tras un periodo de revueltas, seguido de las primeras masacres de tutsis, estos últimos se vieron obligados a emigrar hacia la vecina Uganda para refugiarse. Según algunas fuentes, alrededor de 20.000 tutsis murieron asesinados entre 1962 y 196433. Si bien es cierto que el sistema burocrático belga propició el desarrollo de la capacidad administrativa de Ruanda, esta se centró en la obsesión por las listas y las clasificaciones; hecho que se aplicó en 1991, cuando los hutus elaboraron censos para dejar constancia de la diferencia racial. Así, cuando comenzó la masacre, los genocidas conocían a las personas que iban a matar, e incluso sabían dónde se alojaban y trabajaban34. 32 SERRANO, Pascual. Desinformación: cómo los medios ocultan el mundo. Barcelona: Ediciones Península 2009. 33 DEL SER, Guiomar. Ruptura de hegemonías: la fragmentación del poder en el mundo. Ruanda: Genocidio planificado, inhibición internacional. Barcelona: Icaria 1995. 34 CARDEÑOSA, op. cit. bie3 ůŐĞŶŽĐŝĚŝŽĚĞZƵĂŶĚĂ͗ĂŶĄůŝƐŝƐĚĞůŽƐĨĂĐƚŽƌĞƐƋƵĞŝŶĨůƵLJĞƌŽŶĞŶĞůĐŽŶĨůŝĐƚŽ ĂŶŝĞůZŽĚƌşŐƵĞnjsĄnjƋƵĞnj ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϱϵͬϮϬϭϳ ϭϬ


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