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743 Introducción: Sudáfrica, ¿una idea o una huida? Sudáfrica es hoy en día la segunda mayor economía de África y supone un veinticinco por ciento del PIB conjunto del continente africano. En la esfera internacional, forma parte del G-20 y está considerada una de las cinco economías emergentes más importantes (los llamados BRICS). Sin embargo, hace tan solo veintitrés años, Sudáfrica se encontraba bajo el régimen del apartheid (1948-1994); término que significa «separación» o «el estado de estar separados». Y eso era precisamente lo que instauró el régimen: la segregación racial. Es imposible entender la situación actual de Sudáfrica y su actuación a nivel internacional, así como la filosofía que subyace tras la actuación gubernamental, sin echar brevemente la vista atrás y descubrir el régimen del apartheid; una de las atrocidades contra los derechos humanos más aberrantes del siglo veinte. El apartheid privilegió a la raza blanca y supuso la marginalización y subordinación de las demás. Fue una era de injusticia, desigualdad y abusos como resultado de un racismo institucional. Frente a semejante situación hace apenas unas décadas, no podemos sino sorprendernos y maravillarnos ante lo que Sudáfrica ha conseguido hasta hoy. Todo ello como resultado de esfuerzo, decisiones difíciles y líderes emblemáticos como Nelson Mandela, Frederik de Klerk o el arzobispo Desmond Tutu a lo largo de los veintitrés años de la joven democracia. A los efectos del presente artículo, el cual pone su foco sobre la política exterior sudafricana y el peso de este país en la esfera internacional, resulta fundamental observar, en primer lugar, la situación en el interior del país, puesto que en la amplia mayoría de los casos (si no en todos), lo que todo país proyecta al exterior no es sino un reflejo de su estado interno. Y es que ni la política interior se determina aisladamente, ni tampoco la política exterior, sino que la una participa y es determinada por la otra1. Pues bien, el dibujo interno es ciertamente desalentador puesto que, a pesar de todo lo conseguido, Sudáfrica aún adolece de unas tasas de pobreza y desempleo muy 1 Así lo señala KISSINGER, Henry A., en su artículo «Domestic Structure and Foreign Policy». Daedalus 95, n.º 2, 1966, pp. 503-529. bie3 ^ƵĚĄĨƌŝĐĂ͕͎ƵŶƉĂşƐĂůĂĚĞƌŝǀĂĞŶĞůŶƵĞǀŽŽƌĚĞŶŵƵŶĚŝĂů͍ :ƵĂŶŶŐĞů^ŽƚŽ'ſŵĞnj ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϲϭͬϮϬϭϳ ϯ


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