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830 de décadas atrás, apuntando de nuevo a los objetivos tradicionales de la desinformación soviética: Estados Unidos y sus aliados5. Una de las adaptaciones de esta nueva etapa tuvo que ver con el tipo de actores que ofrecen una negación plausible, o ejercen un papel decisivo en la propagación de la «desinformación». El antagonismo ideológico de la Guerra Fría era un terreno propicio para que la inteligencia soviética pudiese recurrir a las colaboraciones de actores occidentales que simpatizaban con la causa soviética. Así, por ejemplo, el activismo político en contra del despliegue de misiles nucleares estadounidenses en Europa, podía ser ejercido tanto por pacifistas que de manera sincera abogasen por el desarme unilateral, como por oportunistas de la izquierda radical que aprovechaban cualquier posibilidad de socavar las políticas del bloque capitalista. La desintegración de la URSS también desactivó el «poder blando» que podía ejercer el comunismo como modelo alternativo de organización política y social. La Rusia actual tiene una reducida capacidad para movilizar de manera altruista a activos dentro del ámbito occidental, de ahí que haya hecho hincapié en la figura del «tonto útil» (según el argot de la propia inteligencia rusa): actores que no son conscientes de que han sido instrumentalizados para alcanzar un objetivo distinto al que creen perseguir. En este nuevo contexto, Rusia ha hecho uso de tres agentes involuntarios: Wikileaks, las redes sociales de Internet y un sector de la prensa dispuesto a publicar cualquier información filtrada sin cuestionar su origen e intencionalidad6. En el primer caso, la plataforma basada en la filosofía de la transparencia radical, fue adquiriendo progresivamente un sesgo antiestadounidense, especialmente desde que su fundador, Julian Assange, atribuyó sus problemas legales y su exilio forzoso en la Embajada de Ecuador en Reino Unido, a una campaña orquestada por Estados Unidos para neutralizarle. La predisposición de Wikileaks para publicar cualquier dato perjudicial para el Gobierno americano, sin cuestionar excesivamente su procedencia, llevó a algunos analistas a considerar que la plataforma se había convertido de facto en la perfecta «máquina de blanquear las filtraciones rusas», atribuyendo un halo de 5 GALEOTTI, Mark. «Putin’s hydra: Inside Russia’s intelligence services». Policy Brief ECFR, May 11, 2016, disponible en http://www.ecfr.eu/page/-/ECFR_169_- _PUTINS_HYDRA_INSIDE_THE_RUSSIAN_INTELLIGENCE_SERVICES_1513.pdf. Fecha de la consulta 02/06/2017. 6 TUCKER, Patrick. «How Putin Weaponized Wikileaks to Influence the Election of an American President». Defense One, July 24, 2016, disponible en http://www.defenseone.com/technology/2016/07/how-putin-weaponized-wikileaks-influence-electionamerican bie3 ,ĂĐŬĞĂŶĚŽůĂĚĞŵŽĐƌĂĐŝĂ͗ŽƉĞƌĂĐŝŽŶĞƐĚĞŝŶĨůƵĞŶĐŝĂĞŶĞůĐŝďĞƌĞƐƉĂĐŝŽ DĂŶƵĞůZ͘dŽƌƌĞƐ^ŽƌŝĂŶŽ president/130163/. Fecha de la consulta 02/06/2017. ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϲϲͬϮϬϭϳ ϱ


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