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846 en su aliado clave estratégico y tratar de enfriar las relaciones de Moscú con Pekín con el objetivo de aislar a China. Y aquí Rusia ganaría por partida doble: conseguiría contener el expansionismo chino apoyando a EE.UU.; y además, gracias al apoyo que ofrece a EE.UU., posiblemente Trump levantaría las sanciones impuestas a Rusia por el conflicto de Ucrania. Sin embargo, no hay que olvidar que la potencia asiática ya ha advertido a EE.UU., que si Trump se atreve a cumplir sus desafíos habrá una confrontación entre ambos países. Por tanto, podríamos estar hablando del peor, aunque poco probable, de los escenarios posibles en la esfera internacional. Si se iniciase una Guerra Fría entre las dos grandes potencias, las consecuencias económicas a nivel mundial serían muy negativas puesto que hay que tener presente que ambos países son mutuamente dependientes y una guerra comercial perjudicaría gravemente el crecimiento económico de EE.UU. y China. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Washington es consciente de que podría ser clave mejorar sus relaciones con China para que presione a Corea del Norte en relación con el programa de armamento nuclear que tanta incertidumbre genera en el panorama internacional. Otro posible escenario con el que nos podemos encontrar puede resultar más favorable para China, si sabe aprovechar adecuadamente las futuras oportunidades que se pueden derivar de la política exterior aislacionista de EE.UU. En primer lugar, cabe recordar que Obama trasladó el foco de atención de su política exterior del Atlántico a Asia-Pacífico, por lo que inevitablemente se aumentó la presión sobre China para contrarrestar su auge en la región. Sin embargo, Trump no ha puesto tanto interés en enfocar su política exterior hacia la zona de Asia Pacífico, ya que él mismo ha declarado que su principal objetivo en el escenario internacional es combatir y vencer al Dáesh en Oriente Medio. Por tanto, la postura aislacionista del presidente Trump podría provocar un cambio en las relaciones estratégicas de EE.UU., con algunas potencias asiáticas, lo que reduciría la presión sobre China en la región y favorecería su liderazgo estratégico en la zona. En segundo lugar, Trump ha rechazado que EE.UU. forme parte del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), lo que indudablemente favorece a China, que es el mayor socio comercial de la región y provoca una relación de mayor dependencia de estos países respecto a China. Por último, es posible que ante la política aislacionista de EE.UU., el liderazgo de China no solo aumente en la región, sino que también lo haga en el resto del mundo al formar bie3 ůĂŝƐůĂĐŝŽŶŝƐŵŽĞŶůĂĞƌĂdƌƵŵƉLJůĂƌĞŶŽǀĂĐŝſŶĚĞůĂƐĂůŝĂŶnjĂƐĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐĂƐ͗ ƵŶĂŽƉŽƌƚƵŶŝĚĂĚƉĂƌĂůĂhŶŝſŶƵƌŽƉĞĂ ĞĂƚƌŝnjEĂǀĂƌƌŽ^ĂŶnj ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϲϳͬϮϬϭϳ ϳ


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