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BOLETIN IEEE 6

922 Introducción Los periodistas, analistas y políticos occidentales a menudo atribuyen la constante inestabilidad en Oriente Medio a una razón principal: el conflicto sectario entre musulmanes suníes y chiíes1. Tal sería la causa de la enemistad entre Arabia Saudí e Irán, las dos potencias regionales que compiten por el liderazgo del mundo islámico, y de las guerras en Irak, Siria y Yemen. Según esta narrativa, tal situación sería inevitable; después de todo, suníes y chiíes han estado peleándose desde que el profeta Mahoma murió y sus seguidores se disputaron la sucesión. Los conflictos actuales, que han sido descritos como una nueva «guerra fría» en Oriente Medio2, serían tan solo la manifestación más reciente de un antagonismo secular. Sin embargo, esa explicación ignora los factores que normalmente influyen en las políticas de los Estados, y perpetúa el estereotipo del mundo islámico como excepcional e irreducible a las habituales categorías de análisis. No deberíamos ser demasiado críticos del reduccionismo de los comentaristas occidentales. Después de todo, algunos de los actores que participan en esos conflictos los plantean en términos sectarios para debilitar a sus enemigos y movilizar a sus correligionarios contra el «eterno enemigo». Y por desgracia, una vez invocado, el sectarismo se convierte en una profecía autocumplida, y la deshumanización del otro agrava la escala y crueldad de los enfrentamientos. Sin embargo, para comprender la situación en toda su complejidad es necesario revisar el contexto histórico y geopolítico que ha conducido al aumento de los enfrentamientos sectarios en la última década. Tal ejercicio revela que, con frecuencia, las narrativas sectarias esconden motivos más banales, y que la actual guerra fría en Oriente Medio tiene más que ver con la competición ideológica, la supervivencia de los regímenes y el equilibrio regional de poderes que con la reunión en la Saqifa o la batalla de Karbala3. 1 Por ejemplo, en su último discurso sobre el estado de la nación, Barack Obama se refirió a Oriente Medio como «atravesando una transformación que durará una generación, con raíces en conflictos que se remontan miles de años». Véase «Transcript of Obama’s 2016 State of the Union Address». The New York Times, 12 de enero de 2016, en https://www.nytimes.com/2016/01/13/us/politics/obama-2016-sotutranscript. 2 La anterior «guerra fría» en Oriente Medio opuso a dos Estados árabes suníes, Arabia Saudí y el Egipto nasserista, cada uno de ellos aliado a una de las superpotencias inmersas en la Guerra Fría global. La expresión «guerra fría árabe» fue acuñada por Malcolm H. Kerr en su obra The Arab Cold War: Gamal ‘Abd al-Nasir and his rivals, publicada por primera vez en 1965. 3 Durante la reunión de la Saqifa, que tuvo lugar poco después de la muerte de Mahoma, Abu Bakr fue nombrado sucesor (califa) del profeta en vez de Alí, que no estaba presente. En la batalla de Karbala, el hijo de Alí, Hussein, murió a manos del ejército de Yazid, hijo de Muawiya, el peor enemigo de Alí. bie3 ͎YƵĠƐĞĞƐĐŽŶĚĞƚƌĂƐůĂŐƵĞƌƌĂĨƌşĂĞŶƚƌĞƌĂďŝĂ^ĂƵĚşĞ/ƌĄŶ͍ ŶĂĞůĠŶ^ŽĂŐĞ html?_r=1. ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϳϭͬϮϬϭϳ ϯ


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