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942 caracterizado por la irrupción de actores no estatales, capaces de condicionar la acción política de los que, hasta ahora, detentaban el monopolio de la violencia: los Estados. Así grupos paramilitares, señores de la guerra, organizaciones criminales, grupos de mercenarios, etcétera, sin los recursos tecnológicos del fuerte, y mediante acciones de baja intensidad táctica y alta repercusión estratégica, definen las condiciones de batalla6. Nuestras Fuerzas Armadas (FAS) han llevado a cabo misiones en escenarios dominados por la asimetría, en los que se ha puesto a prueba no solo la capacidad de los militares sino la de la doctrina, que ha tenido que ir adaptándose a este entorno tan irregular y de cambio continuo. La estructura y función de las FAS ha tenido que ajustarse a esta nueva realidad para asumir misiones que requieren capacidades en todo el espectro del conflicto, desde el mantenimiento de la paz hasta las de contrainsurgencia, pasando por las de estabilización de las estructuras de gobernanza en un estado. La misión en Afganistán, por envergadura y complejidad, reúne todos los elementos para ser estudiada como modelo de misión en un entorno asimétrico prácticamente puro. Las nuevas competencias y destrezas necesarias van más allá de las que tradicionalmente tenían unos militares adiestrados para la guerra convencional. Ahora se exige una versatilidad que permita abordar cualquier misión desde una perspectiva multidimensional, teniendo en cuenta no solo las variables de seguridad y defensa, sino también las políticas, sociales, económicas, culturales, religiosas y cualquier otra que pueda influir en el conflicto. El objetivo es disponer de unas fuerzas capaces de operar en los escenarios donde aparece la asimetría, lo que requiere un cambio conceptual del tipo de militar requerido, y todo ello sin abandonar la capacidad de combate para ofrecer siempre la respuesta más adecuada. En este análisis se pretende dar respuesta a dos cuestiones: La primera cómo se define el escenario asimétrico desde el nivel político-estratégico hasta el táctico. Para ello se aborda cómo aparece en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 (ESN 2013), la Directiva de Defensa Nacional de 2012 (DDN 2012), la Doctrina para la acción conjunta de las Fuerzas Armadas (PDC-01) y la Doctrina para el empleo de las Fuerzas Terrestres (PD1-001). Estos documentos, excepto la PD1-001, fueron empleados como fuentes primarias. 6 Kaldor en MARTÍNEZ MARTÍNEZ, op. cit., p. 9. bie3 ůƌĞĐƵƌƐŽŚƵŵĂŶŽĞŶůĂĚŽĐƚƌŝŶĂƉĂƌĂůŽƐĞƐĐĞŶĂƌŝŽƐĚĞŐƵĞƌƌĂĂƐŝŵĠƚƌŝĐĂ :ŽĂƋƵşŶDĂƌŝĂŶŽWĞůůŝĐĞƌĂůƐĂůŽďƌĞ ŽĐƵŵĞŶƚŽDĂƌĐŽ ϬϲͬϮϬϭϳ ϰ


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