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ARMAS Y CUERPOS 136

Armas y Cuerpos Nº 136 25 Era urgente levantar los edifi cios nº 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 12, 13 y 14. Vargas, presentó al rey el decreto de creación de la Academia General Militar en Zaragoza. Detrás de aquella decisión estaba el interés del general Miguel Primo de Rivera, que era Jefe del Gobierno, ya que pretendía aclarar y unifi car el sistema de ascensos, y que hubiera unidad de procedencia en el cuerpo de ofi ciales, con objeto de sustituir el espíritu de cuerpo por el de espíritu militar para solucionar los enfrentamientos que se venían sucediendo entre las armas generales y los cuerpos facultativos. Pero sobre todo, Primo de Rivera quería formar ofi ciales para que fueran su base y su sustento5. El 1 de febrero de 1928 quedó constituida la Academia General en Madrid, limitada a una Comisión presidida por el general Franco, que iba a ser su director, junto al coronel Campins, jefe de estudios, y al comandante Sueiro para redactar las bases de lo que iba a ser la nueva Academia. En sus deliberaciones tomaron buena nota de muchas de las pautas de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), tanto en el modelo pedagógico como en el arquitectónico, ya que se pretendía realizar una formación total del ser humano. La mencionada Comisión se trasladó al “Cuartel del Carmen” de Zaragoza el 4 de febrero de 1928 para seguir de cerca las obras. Las bases que redactó la comisión refl ejaban claramente la asunción de los nuevos supuestos higienistas y la normativa arquitectónica de los cuarteles españoles, que se concretaron en 18 puntos muy concisos, de los que habría que destacar los relacionados con la higiene y la salud de los cadetes, por ejemplo, el 1º proponía que los edifi cios dejaran entre ellos patios o calles que sirviesen de resguardo contra el habitual viento del Valle del Ebro y, además, un patio cerrado capaz para la formación de toda la Academia. El 2º marcaba que todos los edifi cios deberían de estar intercomunicados, pero garantizando la higiene de los mismos, con gran ventilación en los dormitorios mediante ventanales que llegaran al techo para evitar los contagios. El 3º refi ere que habría dormitorios para 50 alumnos, en nave corrida, con aseos separados, pero de fácil acceso. Hay que comentar, que en los cuarteles del momento los servicios se construían en edifi cios apartados de la zona de dormitorios, pero en la AGM se construyeron en las inmediaciones de las naves. El 4º contemplaba que los cadetes estarían en régimen de internado, cosa que no ocurría en otras academias, para lo cual habría que construir alojamiento para 600 alumnos, distribuidos en 6 compañías entre 1º y 2º curso. El 5º punto tomaba fi elmente las pautas de la ILE en lo concerniente a las clases, que tendrían una capacidad máxima de 35 alumnos, con mobiliario adecuado, aunque habría alguna otra clase más grande para poder realizar los exámenes. El 6º se refería a la ducha higiénica diaria para todos los alumnos, que suponía una novedad, ya que en la sociedad española no había calado esta pauta tan apenas. El 12º proponía que la Academia dispusiera de un lavadero mecánico, con objeto de facilitar la limpieza de la ropa de los alumnos. El 13º hacía mención a la existencia de un Servicio Sanitario que tuviera las máximas condiciones higiénicas y una Enfermería de Cadetes, que se pondría en manos de las Hijas de la Caridad de San Vicente, como en la Academia de Infantería de Toledo. Y el último punto, el 18º, contemplaba que la calefacción sólo se instalara en el edifi cio de dependencias generales, clases, comedor, hidroterapia y Enfermería, pero no en los dormitorios, por considerar que era insana e


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